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(J e ¿” ta ' pUchos de Ia literatura, son éstos, que van a la zaga
el af n JT n ,° S escrit0res - sombreándole las huellas y ensuciando
s ae las fuentes en que abrevan sus labios venenosos
las fiñ ert ° , qUe kS b3baS de eS0S re P tiles no alcanza a manchar
dura 1115 / belleza; pero al S una8 ve ces su emponzoñada pica-
eautélnc Uede . mal0grar el fruta Ellos son las víboras que con
PudÍP 5,3 ast ? cla ag, °t an las ubres generosas; las víboras que
zález Pacheco rSC aludldaS e ” el herm oso y fuerte drama de Gon-
contl 3 laS VÍb0raS 86 laS ap1asta - Es obra de profilaxia social:
fll a.xia del'fuego nib,e maIdad n ° existe ° tro rem edio que la pro-
tribat ,g , U,Cn "° S ha ins iiiuado el perjuicio de contestar a las dia
tiene C CUaI ? ltler J uan Lanas que nos sale al camino; quien
Un , personaIldad y vive a la luz de sol, presenta seguramente
sonibr £ rCa ’ ante ,0S cazadores Ortivos que acechan en la
fastirH 3 ' 1 f r0 n ° n ° S convence el argumento. Cuando las alimañas
an demasiado al sembrador, este les incendia la guarida,
i V se acabó!
y de ASÍ nOSOtrOS ’ concie "tes de nuestra fuerza, de nuestra bondad
e nuestro valor, ni ofendemos, ni tememos.
jorque nos hemos dejado crecer las garraspara defender las alas».
d esclp° rqUe - POnemOS ” Uestra vida como escudo de nuestra obra,
p < l lle esta , nos es más querida que aquélla.
Uosotr°n qUe A qUÍen ven ^ apor "oaotros, se ha de jugar entero, como
ULr os. ¡A ver, pues!