Desde que en triunfante hurto
me arrebataste la calma,
me defiendo;
y mmque de ardides me surto,
ante tí toda mi alma
aun extiendo.
Leva el puente y el rastrillo
de ese orgullo que circunda
tu amplio encanto,
tal como el foso al Castillo...
¡Leva!... que al foso lo inunda
ya mi llanto.
Alma en dolido tramonto;
sobre mis lágrimas boga,
alma mía...
¡ Atraviesa tu Helesponto!
i del noble Leandro prorroga
la osadía!
Sobre mi llanto prosiga
mi alma, como un cisne aciago
del Petrarca;
y llegue a tu alma enemiga,
como por un triste lago
una barca.
Por privación de quererte
con tu gozoso permiso,
es mi herida
puerta franqueada a la Muerte..
¡Mi llave del Paraíso
fué perdida!
Ni tanto mal prosperado;
ui esta obstinada ancianía
del dolor
vencen mi brazo alentado,