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Sobre revisión histórica
El Mito del Plata
Cuando iniciamos en esta Revista la discusión sobre Artigas y los
acontecimientos originados por el gran Caudillo en el ciclo de la Re
volución, nos expresaba Ingenieros la inconveniencia de promover o
resucitar esos debates que podrían herir susceptibilidades y poner dis
cordias entre los dos pueblos del Plata, hermanos gemelos en la Gloria.
Contestamos al talentoso amigo, lo que repetimos aquí:
Creemos que nuestros pueblos han alcanzado un nivel de cultura ge
neral como para hacer juntos la revisión do los valores sociales eons-
1 utivoB, el inventario de su pasado equivalente y la demarcación de
j IU f límites históricos, sin temor a profundizar rencores y mover lamen
tes disidencias sin razón de ser, ni mucho menos de perdurar.
Podemos, desde la altura de nuestra serenidad, hacer juicio exacto
1 o nuestros grandes hombres, y fijar los verdaderos contornos do su obra
y do su personalidad, hoy que el tiempo ha fijado el marco do luces
^ de sombras que los encuadra; hoy que se han desvanecido ya casi
P°r completo las nubes que alteraban las formas de los héroes, el roflejo
les quitaba claridad y ponía errores do perspectiva en los ojos que
servaban el escenario de la Revolución desde un lejano punto de
lsta > no siempre el más favorable ni verdadero,
j Aspiramos a contribuir a estrechar en el sentido espiritual los víncu-
oe tradicionales de afecto entre los dos pueblos platenses, nacidos del
181110 aietazo de gloria, bajo la advocación del sol de mayo cuya ima-
Ken augusta sella por igual las franjas de sus banderas. Dos grandes
08 nos unen en vez de separarnos, y las mareas de sangro del corazón
oriental y del corazón argentino, han pasado muchas veces las fronteras
Para fecundar en ambas tierras los comunes destinos redentores.
Aspiramos a contribuir a echar el puente do luz sobro el Río
£ e Plata, que sea la conjunción de las dos patrias hermanadas en la his
toria, en la leyenda y en el preclaro vaticinio. Por eso iniciamos en esta re-
f ! Sta , el viejo litigio, sobro la magna personalidad de nuestro Artigas,
’gura que aun no tiene en el fervor libertario de la nueva América el
ar Que se merece. Personaje culminante de la democracia intransi-
«ent° do las puebladas gauchas, quo salvó la República en el Plata fren-
. <1 las vacilaciones y temores de los hombres monarquizantes de la
Oiudad, Artigas fué un símbolo y un ejemplo. Fué jefe de los Orion-
pero también fué el Protector de los pueblos libres, el día en que
’’ prestigio incontestable movía la Banda Oriental, las Misiones,
n tie Ríos, Corrientes, Córdoba y Santa Fe, y su voz era oída en las
A^tas de los caudillos, desde las selvas del Paraguay donde Yegros
fpa, hasta las cordilleras de Salta, donde el magnífico Güemes res-