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Crepuscular
Cuando de las eras a casa retorno
Y diviso incendios tras los ventanales,
Es que el sol poniente ha encendido su horno
Con sus refracciones sobre los cristales.
Al rato se apagan las llamas del horno
Y de pronto veo tras, los ventanales
La bruñida rueda de plata de un torno
Que hila las azules neblinas astrales.
Encendido un fósforo en mi biblioteca
Huyen y se esfuman las dos maravillas
Y yo quedo a solas ante mis cuartillas,
Sin más esperanza que en mi propia rueca
Hilar los recuerdos de esas claridades
Y tejer los rasos de mis soledades.
Eduardo Talero