Full text: 1.1881,8.Jan.=Nr. 1 (1881000101)

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EL CORREO AMERICANO 
SUMARIO. 
Texto.— Programa.—• A la prensa.— Crónica general, por Lu- 
raen.— Ñolas de la Dirección.— Esteban Echeverría.— El ne 
gro Falucho, por Bartolomé Mitre.— Lima.— El coronel D- 
Santiago Baibiene, por X.— Una esperiencia, por Martin Co 
ronado.— Poesía americana: La prenda del payador, por 
Rafael Obligado; Pasión, por Manuel M. Flores.— Astrono 
mía, por Paul Bert.— Gamuali.— Charadas. 
Ilustraciones.— Retrato de Esteban Echeverría, dibujo de 
Stein.— Retrato del coronel D. Santiago Baibiene, dibujo 
de Paria.— Vista de Lima, dibujo de Faria. 
pROGRAMA. 
En los pueblos republicanos de la América latina, 
donde el movimiento político lo absorbe todo, puede 
decirse bien que el arte no tiene sino horizontes estre 
chos para tender su vuelo. 
Eos que han querido afianzar, aún á costa de sacri 
ficios, una publicación de este género, por regla gene 
ral no han podido ver coronados sus esfuerzos por el 
éxito; y solamente han llegado ádarle existencia pro 
pia, cuando ella ha nacido y se ha desarrollado en me 
dio- de una de esas situaciones violentas creadas por el 
alejamiento desdeñoso de la vida pública, que opone 
la sociedad culta al desenfreno de las políticas aventu 
reras ó al despotismo bárbaro y humillante de los go 
biernos militares. 
Es entonces, en esas épocas anormales, cuando el 
hogar recoje, atrayéndolas á sí, todas las fuerzas acti 
vas del pensamiento, y el arte viene á ser como el 
templo á donde van á asilarse las aspiraciones genero 
sas escarnecidas y las nobles ambiciones proscriptas 
del derecho. Se reproduce, en grandes proporciones, 
el cuadro de la familia que se agrupa bajo el techo 
paterno, para contemplar desde allí, al través de los 
cristales, la tempestad que desencadena fuera sus iras 
salvajes, luchando por ahogar con sus sombras la luz. 
dorada del sol y el azul diáfano del cielo. 
En una palabra, para que el arte viva, para que la 
literatura se levante, ha sido casi siempre necesario 
que el derecho se limite ó se estinga; y esta verdad, si 
bien revela que nuestra raza en América no ha llegado 
aún á las cumbres de su destino, lo que no deben olvi 
dar los que la acusan de indiferencia, demuestra al 
mismo tiempo que la libertad es el culto supremo de 
su vida, lo que basta para justificarla ante todas las in 
teligencias de la tierra. 
Nuestro pueblo no es una escepcíon en América; él 
también ama ante todo la lucha de las democracias, y 
su alma ardiente busca en ella el placer de su inteli 
gencia. 
Y sin embargo, artista por naturaleza, pocos habrá 
que tengan mas elementos propios para descollar en 
este sentido; pocos que le igualen en el sentimiento 
estético, en el entusiasmo por la belleza y en el culto 
apasionado por el génio. 
La realización del sueño de las generaciones ávidas 
de porvenir y de gloria, es quizá cuestión de tiempo y 
nada mas. Un nuevo ensayo, con dedicación y buena 
voluntad, si no nos conduce á tanto, puede por lo me 
nos preparar el camino, en una época la mas propicia 
para intentarlo. 
Esta creencia y este deseo nos traen hoy á ocupar 
un puesto en las filas del periodismo argentino. 
Nuestro programa puede condensarse en muy pocas 
palabras. 
El Correo Americano será un obrero infatigable 
en la labor del pensamiento, pero no será esto solo 
Cumpliendo por completo sti misión, vivirá con la so 
ciedad á que es dedicado, acompañándola siempre en 
sus luchas, sus infortunios ó sus triunfos. 
Decir que El Correo Americano, por el hecho de 
ser un periódico literario, se considera inhibido de to 
car la política, seria pues falsear su programa y conde 
narlo á la esterilidad en nombre del egoísmo. Hoy 
mas que nunca la sociedad argentina, refugiada bajo la 
enseña liberal, tiene derecho á exijir que la prensa tra 
duzca fielmente sus aspiraciones, y que todo elemento 
impulsivo del progreso, como todo vuelo de la inteli 
gencia, sean otras tantas armas que pueda oponer ai 
asalto de sus enemigos poderosos. 
Esto en cuanto á nosotros. 
Fuera de la República, El Correo Americano bus 
ca, como su nombre lo indica, servir de medio para la 
comunicación intelectual de los pueblos del continen 
te, que viven casi desconocidos unos de otros, á pesar 
de tener el mismo origen, el mismo idioma y la misma 
historia. En este sentido, haremos cuanto esté á 
nuestro alcance para asegurar el éxito de esta nueva 
tentativa, inspirada por el sentimiento sincero de la 
fraternidad. 
La protección pública nos dirá si hemos venido á 
tiempo, y si estamos ó nó en el buen camino. 
Ji LA PRENSA. 
Al iniciar sus tareas periodísticas, El Correo Ame 
ricano saluda cortesmente á la prensa nacional y es- 
trangera de la República. 
Igual saludo envía á todos los órganos de publicidad 
de la América. 
pRÓNICA GENERAL. 
Buenos Aires está triste, muy triste. 
Las horas del cautiverio pesan como una maldición 
sobre la ciudad heroica del 2-5 de Mayo y el 11 de Se 
tiembre. 
Enseñoreados de su destino sus enemigos implaca 
bles, los vencidos de Caseros y de Pavón, los que con 
envidia de reptil acechaban sus vuelos de cóndor, no 
puede esperar del porvenir sino la disyuntiva entre 
ser lina ruina de la venganza ó un campamento de la 
barbarie. 
Rosas, Urquiza, el Chacho, son hoy las divinidades 
incensadas, á cuyos manes se ofrecen en holocausto la 
desmembración de Buenos Aires, que anula el pro 
greso, y el martirio de Corrientes, que prepara el ca 
mino á la restauración de la mashorca. 
Por esto es tan profunda la tristeza de Buenos Ai 
res. Por esto se vé á la sociedad porteña alejada dé 
los paseos públicos, huyendo de las fiestas, aislándose 
en una palabra, para evitar encontrarse con aquellos 
que la han reducido á la servidumbre. 
Ya puede figurarse cualquiera, en presencia de esta 
actitud de separación y de repulsa, cómo vivirán ellos 
en medio de un pueblo que tiene el orgullo tradicio 
nal de sus glorias, y que ahoga con el odio de su des 
precio á los invasores que le han robado la libertad y 
la patria. 
La cuestión capital, resuelta á beneficio de Roca 
por sus partidarios, lia venido á ahondar de tal modo 
el abismo abierto después de los sucesos de Junio, que 
no bastarán todos los siglos del porvenir para colmar-
	        
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