MENUDENCIAS
— ¡Pero, porque invierno tan crudo —señor de
Lastro - estamos pasando!
— Pues, señorita, yo creo que en Vd estará el re
medio. •
— No veo cómo!
Fácil. Sus ojos podrían hacer algo en beneficio
■de los que tanto sufrimos los rigores del frío!
—JNo entiendo!
—Expliquémonos. Vd. tiene dos ojos negros, llenos
•de una luz tan viva, de un
fnego tan intensó, que son
capaces de provocar un in-
«‘V^'Cendio!
— Gracias por la galante
ría. Pero, prosiga; me inte
resa su cuento.'
— Pero nó det tío. ¿No
decía Vd. que el invierno
era muy crudo? ■
— Y que tiene qué Ver eso
con mis ojos?
— Sencillamente. Pues con
ese fuego que sus ojos des
piden, podría muy bien cocer
á este invierno tan crudo,
de cuya forma sería menos,
molesto para ípodeño pasar.
— Graciosa ocurrencia.
Lástima que no pueda reirme
como quisiera.
— No veo el obstáculo.
¿Por qué?
— Porque la risa es conta
giosa y Vd. también se reina.
— Y que tendría de parti
cular mi risa?
— Que me haría volver á
reir de nuevo?
— I Cáspita! Esto es grave.
Y porque reifía Vd. si yo
riese.
— Por que Vd , cuando, ríe
se pone muy feo, muy feo. ¡Ja! ¡ja! ¡ja!
— ¡Claro! De esta forma me obligó la encantadora
chica, por quién yo me consumía, á hacerme poner
grave y á perder todas las ilusiones que abrigaba
hacía ella. ¡Miren que decirme feo á mí!
Y este desengaño me lo ocasionó el maldito frío,
es decir, por causa de hablar de él se heló mí co-.
razón por la bella Eloísa!
* * .
Me ; ¡ *• ;.
— ¡Que le ha parecido á Vd Luis, el drama de
Papini «El Triunfo del Jardín» ,
Notable! Notable! Tanto así quejasegura tres triunfos.
— Expliqúese mejor.
— Sí. Un triunfo para el autor, un triunfo para el
actor y el triunfo . .. del jardín!
— Es verdad. ¡Y,muy bien presentados todos sus
tipos!
— ¡Ah no! eso nó sobre ese tópico no me hable Vd.
— Sobre.cual tópico.
. — No habló Vd. de tipos! Pues sobre ese particular
estoy sumamente disgustado.
—¿Se puede saber la
causa?
— No es secreto. Es que
Ku Kú debido á! ellos no se
ha portado en la forma que
hubiera querido con sus lec
tores -•
— ¿Y que tienen que ver
los tipos del drama con Ku
Kú?
— ¡Ah! Yo no me refiero
á esos tipos. Me refiero á los
tipos de imprenta. Paraliza
dos en sus cajas, Sin una
mano piadosa que los acari
cie, que los ponga en gue
rrilla, que los engalere, que
los oprima en la forma, que
psr último, en un vértigo en
loquecedor dén vida á Ku
Kú y lo lanzen á vivir una
hora dentro de la vorágine
callegera, á saludar al pú
blico, á tomar el sol y á lle
var un poco de buena alegría
y enseñanza á los hogares,
que va lo están extrañando...
—P j ro y á que se debe eso?
■— Hmibre¡ que se lo ex
pliquen los tipógrafos, que
como Papini, desean obte
ner un triunfo, qué aunque
no es teatral ni poético, es un triunfo de prosa dentro
del orden ecmómico y vea Vd. por donde, debido á
un triunfo, Ku Kú no ha podido triunfar como en sus
números anteriores.
— Comprendo ahora, que su disgusto es legítimo,
V má’ .en Vd., amigo de Castro, por que es muy sen
timental— No ironice, amigo. A cada uno lo suyo.
;—Y £ Dios lo de todos. - No hable de eso en estos
momentos. - Es Verdad. Con estos asuntos liberales
estará de duelo. — ¿No se referirá Vd. á Batlle ni á
Ramírez.? — No, hombre. — Pero es meneallo!
M. de Castro.
o ios mu mis,
se ha subsanado. La causa ha desaparecido.
Y siendo su no aparición causa de fuerza mayor, es
sabrá disimula^ este pasajero inconveniente.
Y allá vá nuevamente Ku Kú á la calle, pleno de entusiasmos y con el mismo deseo de tiunfar •
aesde su salida le ha impulsado, llevando un saludo para el lector y .una sonrisa para algunos decires
picarescas intenciones — La Dirección. ó .
Contra nuestra voluntad, Ku. Ku ha tenido que suspender.su salida — c
acuerdo con el programa impuesto — debido áL conflicto surgido entre 1<
obreros y los propietarios de los establecimientos .gráficos. Felizmente toe
pcanofo^írln
lógico esperar que la benevolencia del públic