Crónica
6Q
Yo pensaba en tu remota
soledad, en los instantes
en que ritmos del silencio,
que, de sí, magnificantes
intimaron nuestras almas
con su nórdica quietud ...
En que nubes de mis sueños
más arcanos cual más bellos
anhelaban con empeños
revelarte sus destellos
que, si es loco desvarío
lleva luz y juventud !
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Y abstraído ya en mí mismo
llegué al templo de mi Alma,
ella sola que es la insigne
confidente en mi honda Calma
de rodillas ante su ara
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sus consejos escuché :
«Si ! para ella su perfume
quemará tu pensamiento,
Ella, el ser que va formando
la mitad de tu talento,
y será para ofrendarla
lo que aliente en tí tu Fé ...
Más allá de vuestras almas
hay las almas de los ístroc
tras las almas de los astros
hay más almas, cuyos rastros
ya converjen al nirvana
de una Lógica Unidad ...
Allí es Magno, es Siempre, es Unico
el que rige nuestra Norma,
que es la norma de los astros,
que es la norma de la Forma;
y en su sello imperatorio
lleva escrito : ¡Eternidad!
Ese sello fué el testigo
que juntó vuestros dos sinos,
no se borra, no se extingue,
¡fijo en cósmicos caminos!
El custodia y purifica
vuestro fúlgido Ideal.
Pués, con él fueron signados
mil victorias de profetas
y esas rutas infinitas
de los soles y cometas
que el Espacio hienden mudos,
con un ritmo sideral...»
Perseguía, allí, aureolada,
de tu imagen la theoría
la que anima mis esfuerzos,
mi radiante fantasía;
pero un algo más divino
no alcanzaba ver allí.
No es la luz con que me alienta
tu nir. dr casta y honda
¡ es tu mágica sonrisa,
la sonrisa de Gioconda !
que es un algo más eterno
más sublime que hay en tí !
Yo, el proscrito, en ese templo,
extasiado como un niño
memoraba tu blancura,
pura émula de armiño,
largo tiempo en mi cerebro
sopló un hálito sutil...
Me dormí, sin comprenderme,
esa imagen en mi mente.
¡ Y soñé con que tus ojos
me miraban dulcemente !
¡ Y soñé que tus sonrisas
auroraban tu perfil.. !
O. MOLINAS ROLÓN