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Crónica
Casati habían todo calculado matemáti
camente parece—la simpática y discreta
compañía española Valle-Salvany, que
marchó no hace mucho, en gira hacia
otros sitios de América, actuará de nue
vo entre nosotros, completándose así la
temporada del año teatral.
Estamos de parabienes con la lluvia
de empresas que mojará estas tierras.
¡ Ojalá también fuera diluvio beneficioso 1
página femenina
Algo sobre modas
Habíamos quedado en mí última eró-
nica, mis amables lectoras, en que os
hablaría en ésta de las suntuosas y pa
sadas fiestas mayas, del gran baile dado
en el Teatro en obsequio de nuestros
queridos huéspedes, de vuestros trajes,
de los míos, y de muchas otras cosas
más: Perdonadme si considerándolo íal-
. to de oportunidad dedico mis atencio
nes á otras cosas: Los diarios todos se
han ocupado extensamente de todo y lo
poco ó lo mucho que yo pudiera decir,
del baile especialmente, no dejaría, á
buen seguro, satisfecha la pueril curio
sidad de las indiferentes ni la vanidad de
todas las que con derechos ó sin ellos
pretenderían ser las reinas de la elegan
cia ó de la belleza.
Diré sí, que nuestra sociedad concu
rrió al baile llena de entusiasmo, atavia
da magníficamente y presentándose á los
ojos de los obsequiados con el lujo y el
buen gusto que es la característica de
la mujer paraguaya, al punto de hacerme
creer, á mí que no soy vanidosa ni me
marea el humo del incienso, que, aparte
de la fama que en materia de belleza
física nos hemos conquistado en el ex
tranjero las hijas de este vergel ameri
cano, debía correspondemos, y tai vez
en primer término, entre las mujeres de
Sud-América, la fama de la elegancia y
el honor de ser consideradas como las
intérpretes, más fieles de la moda pa
risién, tanto en la facilidad de asimila
ción que nos distingue y tan pocas las
dificultades que nos toca vencer al se
guir la corriente de la moda en sus múl
tiples transformaciones.
Perdonadme, vosotras, las que sois lin
das, las que sois elegantes, las que po
deis unir á vuestras dotes inteligencia y
simpatía, el lujo y la riqueza de vuestros
atavíos: Sí, perdonadme que, pobre y
fea, me haya puesto á soñar y que, per
dida en el laberinto de mis sueños haya
tenido la disculpable pretensión de que
rerme confundir con vosotras: Y, ahora
escuchadme, un momento solo, porque
estoy algo enferma y tengo poquísimas
ganas de haceros perder el tiempo leyen
do mis tonterías y mis simplicidades.
Quiero hablaros de una cosita sola,
de uno de los, al parecer, más insigni
ficantes detalles del buen vestir, ó mejor
dicho de uno de los detalles más impor
tantes del buen calzar.
Leyendo las ediciones de lujo de las
grandes revistas de París y Vicna, he
visto en calzados de baile verdaderos
chiches, verdaderas filigranas.
El blanco zapatito de raso de seda,
tan modesto siempre, pero siempre tan
gracioso cuando á su forma pequeñita y
nueva van unidos sus lindos moños y su
curvo taquito Luis XV, no está deste
rrado de la moda ni probablemente se
verá desterrado nunca; pero, las verda
deras elegantes, las que quieren seguir
el curso á todo lo que sea moderno y
refinado, han reparado en unos zapa-
titos preciosísimos de telas metálicas y
sin poner dificultades al precio que, es
indudablemente bastante mas subido, pue
de decirse que las han monopolizado.
En los grandes bailes de París y en
los mejores escenarios de sus magníficos
teatros no se vé otra cosa, según dicen
las revistas: zapatitos dorados por aquí,
zapatitos plateados por allá, zapatitos bro
chados ó adamascados de oro y plata
por otro lado y para variar en algo el
estilo que desde ya es imponderable por
su hermosura, he visto en las últimas
revistas un zapatito de malla blanca pla
teada con moños y bordados de mosta-
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