Full text: 1.1913,31.Jul.=Nr. 8 (1913000800)

150 Crónica 
tai nos ... Yo tenía las fauces descom 
puestas y me hallaba en el paroxismo 
de la ira .. . 
«Me fijé en el general, que agonizaba, 
lentamente, merced á los progresivos y 
letales efectos del veneno; y, aníe lo 
irremediable, ante la inutilidad de la pro 
testa; de nuestros párpados brotaron lá 
grimas de desesperanza, silenciosas, lle 
nas de emoción ... 
«Mi genera!!.. grité ... Y, vi un ges 
to, y sentí un ¡adiós!; tan trágico, tan 
triste, que parecióme ser una voz de 
ultratumba la que le pronunciaba ... 
«Mi ira estalló como una tormenta, 
como un huracán .. . No recuerdo qué 
cosas dije ... Insulté, despiadadamente, 
atrozmente, á los presentes ... Todas las 
palabras, de mi Sangre y de mi alma, 
salían, empujadas, unas por otras; arro 
lladoras; aplastantes; impetuosas... Esca 
pábanse de mis labios, vibrantes; elás 
ticas; maldicientes; recorriendo todos los 
matices, todas las gradaciones de la exal 
tación ... Mi ira crecía y se agiganta 
ba.. . Yo rugía y lloraba; y temblaba 
de rabia y de impotencia ... Pero, es 
taba atado y con un centinela, en frente, 
que me miraba con sus ojos fríos, im 
pasibles ... 
«Arroyo, con las pupilas, apagadas mor 
tecinas, contemplaba el cuadro; mas, sus 
manos y brazos apretaban el vientre, en 
una contracción dolorosa... La tortu 
ra era bárbara, espantosa... Y en un 
gesto, amargo, infortunado, estoico, ex 
presóme todo lo que con palabras no 
se puede expresar... Su mirada chocó 
con la mía, en un último fulgor agónico, 
y en esa mirada reconcentramos todos 
nuestros odios y nuestros juramentos de 
venganza, que perdurarían, al través de 
la tumba, sellando nuestra amistad in 
quebrantable; y se harían formidables, 
más tarde, á la evocación colectiva de 
la memoria de nuestro jefe,—que, expi 
raba, víctima de la crueldad monstruosa 
de sus enemigos; maldiciéndolos, sin pa 
labras, en un mutismo, mil veces más 
terrible que una explosión de palabras 
que fueren como uñas de fiera que des 
garrasen la carne, y cual injurias que 
hir '¡: coa o ¡u¡-re.ii< ■ igazos, en el 
ro o ... 
o demás ; i lo salláis... Arroyo 
mi o, y, sus e -o -o", levaron su ven 
ga , ai y su odio hasta ej punto de ne 
garía ¡os tributo j debidos á su jerarquía 
militar... Minuto antes—¡oh ironía!-*- 
el jefe que lo mandara matar, vino á 
informarse del estado de su salud ... 
¡Por fin des anso!; exclamó ante el 
cadá ir del temible adversario; frase que 
revela su ruindad y su pequenez de 
alma... ¡El pigmeo, pestañeaba, ante 
el coloso vencido!.. 
«En el destierro yo muero, á mi vez, 
y, os ruego, recojáis la herencia santa y 
juréis, como yo lo juré, que, un dia, los 
asesinos serán muertos por nuestras ma 
nos, como perros, porque tales no mere 
cen conmiseración alguna... Mi excesi 
va prudencia no os reveló antes el se 
creto, esperando la hora propicia en que 
me permitiera hacéroslo conocer ... 
«Ahora, me falta pediros que me en 
terréis, sin ostentación, sencillamente, y 
que, luego, me lloréis un poco... y na 
da más ... Esto os lo digo, porque bien 
sé que irremediablemente voy á morir.» 
III 
, Ramírez expiró y, esa desgracia, nos 
quitó, por unos dias, nuestra eterna jo 
vialidad, esa jovialidad melancólica de 
los desterrados ... 
La comunidad subsistió aún, sin que 
perdiera ningún otro miembro... 
Y, cuando consideramos llegada la fe 
cha nos dispusimos á cumplir nuestros 
propósitos ... Entramos á conspirar, ac 
tivamente; y decidimos armar una revo 
lución que derrocara el inmoral gobierno 
que nos regía ... 
La empresa no nos pareció difícil... 
Hasta creimos que, con unos cuantos fu 
siles y cañones, y dos ó tres embarca 
ciones—aunque fuesen de madera—ten 
dríamos lo bastante para empezar... 
R. CAPECE FARAONE
	        
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