Full text: 1.1913,30.Sept.=Nr. 11/12 (1913001100)

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Crónica 
¿Habéis amado mucho alguna vez? 
Te ha correspondido la novia? .... 
Pues, no os fiéis de las hermanas que 
tenga, sobre todo de la mayor. Estas 
comienzan por alentar á la novia 
que enamore al joven «que está loco 
por ella», por aconsejarla le envíe 
recuerdos muy dulces y significati 
vos; y, por último, acaban reprochán 
dola por «haberle hecho caso». Estas 
son de las tantas fases del carácter 
voluble de las mujeres, en ocasiones 
incomprensible. 
Pero, pongamos un caso: el de Ro 
dolfo por ejemplo, quien se fía de 
alguna sonrisas halagadoras que le 
hacen creer que el camino está alla 
nado, que sólo falta declararse. . . 
Así una vez que pasó frente á la 
muralla dónde estaba asomada la 
chica y después de haber cambiado 
con ella miradas capaces de derretir 
al corazoncito más tierno y azuca 
rado, oyó que la hermana de aqué 
lla la avisaba, tocándola con el codo: 
—Ahí viene, ché, tu novio. .. 
A lo que respondió ella, monísi- 
mamente y ruborizándose, aunque 
llena de alegiía que se dibujaba en 
su semblante: 
—¡Ay! qué suerte !.. . 
Los amores de Rodolfo siguen por 
un tiempo lo más bien. Sobreviene 
sin embargo un periodo de crisis, 
cuyas consecuencias se definen en 
hostilidades hacia aquél. Pronto se 
encargan de encontrarle delitos: Ro 
dolfo «andaba hablando» de la fami 
lia de ella (hay que advertir aquí que 
lo mismo dá sea en sentido favorable 
ó desfavorable: en el primero de los 
casos, la charlatanería perjudica 
más aún.) Esta se compone de la ma 
dre, cuatro hijas y los demás com 
plementos (los hijos pequeños) con el 
indispensable novio de la mayor. 
Rodolfo visita en cierta ocasión la 
casa: aprovechan la coyuntura y le 
lanzan, veladamente, algunas indi 
rectas al respecto. Finge aquél no 
comprender por rehuir penosas ex 
plicaciones. 
Anteriormente, enterado de todo 
como un duende, hacía las pasadas 
por frente á las murallas de la novia. 
Ahora, las hermanas al ver á Rodolfo 
acercarse, pues por lo regular están 
asomadas tomando el fresco, descien 
den y huyen presurosas hacia den 
tro. . . 
Contrariado Rodolfo por esto, vuel 
ve sobre sus pasos. Todo el cúmulo de 
derrotas sufridas le hace reflexionar 
y resuelve, después de largas medi 
taciones, no seguir perdiendo tan ne 
ciamente el tiempo tras una engaño 
sa esperanza. Decepcionado toma la 
tarea de arrojar los amores y los re 
cuerdos lejos de sí. . . Logra olvidar 
lo todo y dirige un postrer adiós á 
los sueños dorados que le arrullaron 
en otra época, esos sueños que ya 
fueron probablemente para no vol- 
AMOR Y LIBERCAD 
Jflpi 1 bardo ascendió por la ernpi- 
Tpl[ nada cuesta y ya-en la cima 
de la montaña, cantó. 
Y cantó sin metro ni rima, 
sin ligadura alguna; como cantan los 
bardos libres. 
El bardo dijo: 
«Canto á los desheredados, canto 
á los vencidos, canto á los dolientes, 
á los rebeldes. Soy el poeta de la 
rebeldia y del dolor. 
«Canto á la hembra, esclavizada 
por el prejuicio social y religioso; 
ave sin luz, pájaro sin alas, que con 
vive con el hombre á quien no ama
	        
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