Crônica
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plena luna de miel aún, la compren
diera.
‘Je.
* *
Nos encontrábamos en la antesala
cuando Magda nos dijo:
Me siento tan bien entre ustedes
que no puedo menos que hablarle con
entera franqueza. Dentro de cada mu
jer hay una cómica ansiosa de liber
tad, como dentro de cada hombre
hay un joven poeta muerto.
*
* *
—Hay momentos—le dije a Ninon
—en que desearía morir en la cruz
por amor a los hombres u ofrecerles
mi corazón ardiendo de amor por ellos
como el de Santa Clara por su celes
te esposo, por ver si así se hacen me
jores. ¿No lia experimentado Vd. al
guna vez un deseo semejante?
Antes de contestarme me observó
Ninon.
La alguien murió en la cruz hace
cien siglos.
—Es verdad; pero eso ¿que quiere
decir? Quiere decir que es necesario
el sacrificio de muchas vidas; una so
la no basta.
Meditó un rato Ninon y contestó
así a mi pregunta:
—Si he de serle franca, nunca he
sentido un deseo semejante. Como us
ted comprenderá no quiero gran co
sa a las mujeres.
—Ahí tiene Vd. porqué la mujer es
infinitamente inferior al hombre —
añadí yo.
Ninon se echó a reir francamente,
sin que yo pudiese comprender qué
era lo que le causaba tanta gracia.
Recordábamos de los tiempos ca
ballerescos y gentiles de la historia.
Todos arribamos sin más trámites
a la conclusión de que la especie ha
bía degenerado.
—Yo detesto este siglo en que des
graciadamente me tocó nacer—dijo
el poeta sinceramente lamento no
haber nacido bajo el reinado de los
Luises de Francia.
—He observado una cosa; hay mu
chos poetas que desean el retorno de
la sociedad al antiguo régimen—ad
virtió el escritor—¿Sabe Vd. por qué?
Se adelantó el poeta.
—Porque este siglo es plebeyo y es
ta sociedad es vulgar.
—Exactamente por eso: porque es
ta sociedad es plebeya—afirmó el es
critor.—Pero ustedes los poetas que
reniegan en estos tiempos de liber
tad, no piensan en las enormes desi
gualdades e injusticias del antiguo ré
gimen; ustedes solo ven las cortes,
el esplendor de Versalles, el teatro
interesante y magnifico de ese es
pectáculo que destruyó la Revolución
Francesa. Diríase que reapareciera
en ustedes la servidumbre ancestral;
desearían ser bufones o poetas corte
sanos. Y esto es lo que no perdonan
ustedes al siglo: que no mantenga mas
bufones ni pague más cortesanos.
Eloy Fariña NUÑEZ
CRÓNICA ES LA REVISTA DE MA
YOR CIRCULACIÓN EN LA REPÚBLICA.
PODEMOS PROBARLO.