Full text: 2.1922=Nr. 3 (1922000203)

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proteo 
El gusto 
Siempre que nos detenemos en la contemplación de una 
obra de arte, una tela, por ejemplo, hecha admirable por .el 
poder misterioso que le ha dado al color l a mano firme v 
avezada del maestro, sintiendo la belleza observada y refle 
xionando sobre dicha belleza de una manera profunda, se 
despierta en nosotros una facultad, el gusto estético que ha 
biendo permanecido hasta entonces oculta y como inexistente 
-solo se hace aparente por intermedio del común esfuerzo de 
ese sentimiento y de esa reflexión. 
Todo hombre que siente y gusta la belleza externa, expe 
rimenta en su interior, una transformación que le dignifica 
que le eleva en valor moral: se reconoce poseedor de toda la 
be .eza sentida,- que lia descubierto, en'su intimidad, la sen 
sación nueva, la sensación bella; y su espíritu asocia, a La 
idea de descubrimiento, la de posesión. 
Y es este reconocimiento de posesión de la belleza gus 
tada, el que. estableciendo una perfecta armonía entre" la 
cosa sentida y el espíritu que siente, convierte a este último 
en un ser dual, a la vez espectador y actor de esa acción que 
podríamos llamar «de arte». 
TI gusto es la facultad por la cual llegamos al conoci 
miento de lo bello y, por lo tanto, a la aptitud para la crea 
ción bella. Todo hombre que quiera sobresalir con su labor 
artística, de entre la multitud vulgar, ha de practicarse, an 
tes de toda ejecución, - en el sentimiento, en el gusto de la 
belleza. 
I jS P or e ^° Q ue > cuando no tenemos la suficiente poten 
cia espiritual para llegar a la perfecta distinción de la belle 
za; cuando carecemos del gusto indispensable para armoni-
	        
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