PROTEO 
51- 
—¡Qué lastima! ¡Y se prestará para representar? 
—-Perfectamente. Es muy listo y muy cachafaz. 
—Mejor. ¿Nada más? 
—Sí. Los muchachos de Casas quieren tomar parte en la 
función. 
—¿Los vecinos de tu casa? ¿Los que viven en el aparta 
mento de al lado ? 
—Los mismos. 
—¡ Pero si uno tiene siete años y el otro sufre del mal de 
bobera! 
—No importa. Para algo servirán. ¿Y tú? 
—Hablé con algunos. 
-~¿ Con resultado ? 
—Bastante satisfactorio,—aseguro yo—. Convencí a Os 
ear y Orestes Riera! 
—Me parece muy bien; son excelentes muchachos y sobre 
todo muy '«sinvergüenzas». Pero el obeso Orestes qué va a 
hacer en la escena con su voluminoso cuerpo? 
—Le podemos dar un papel de «dirigible». 
--Bueno, ya veremos. Por de pronto, son dos voluntarios 
de valor. ¿Algún otro más? 
—Sí, Alceo Revello. 
—No lo conozco. 
—Muy buen muchacho. Le «eché el ojo» y le hablé. Me 
costó la pérdida de una clase de dibujo el -convencerlo. Le 
tuve que hablar de Zaeconi, de ¡los Taima y de Borras. Creo 
que H adapte mucho para interpretai'. 
—¡Encantado! Ya liemos hecho el día. 
—Todavía no descansaré. Esta noche pienso hablar con 
un tal José García, que vive por el Parque Nacional, y que, 
a juzgar por unas confidencias que me hizo, tiene vehementí 
simos deseos de salir a escena. Es mayor que todos nosotros, 
pero e% muy simpático y muy campechano. Además, tiene una 
bonita presencia para hacer galanes...