Full text: 1.1897,22.Aug.=Nr. 8 (1897000108)

VIDA MONTEVIDEANA 
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esplega, á todas horas del día, el traje ver- 
l de as huries de Mahoma, bordado á tre- 
c os por las notas chillonas de las amapolas 
y margaritas silvestres. 
u ' mos - nos equivocamos. Subimos á 
vicr^k' 0 ’ 6 ! d ®la Guardia, desde cuya atalaya 
silaban los coloniales españoles las inva- 
° ae ? de indígenas bravios, de los minua- 
a ’ de a ma indómnita y de músculos de 
ro, con los que preparaban en gestación 
& nosa la independencia del aduar; el 
ua r, cimiento primordial de todas las 
Patrias americanas. 
n . °'° recordando la primera impresión que 
re Produc e en la infancia las escenas pinto- 
estilrf eneldon describe, con primoroso 
nus J e , n , encan tadas islas griegas, es 
tañp P ^ e< ^ ee es P ec tador, desde esta mon- 
saip n arSe c . uen . ta de lo maravilloso del pai- 
qup ^k 6 . Se d °mina con mirada de cóndor 
aica mucho sol, en mucho azul... 
DeH aserl ° °* anco de la pequeñuela ciudad 
todns i entre arboledas, entre manchas de 
mino “I, 1011 , 03 de Ia gama del verde; al tér- 
rros m edl ? as ^ omas de piedra de los ce- 
trificnr-f 1110 lnmensa majada de camellos pe- 
rrerins ° a t 'P ocas prehistóricas en sus co- 
desiprmtf 1Sn ? lcas P or e l desierto; por el 
al atarrt eso Ittdo,encuyo horizonte opalino, 
el hump’, 3penas se dibujaba, á lo lejos, 
rrúas ™ azu , oscuro de las tolderías cha- 
" Pampero de“osnte S l! SCS ^ 
sus esr’piti ^" ondo del paisage culebreando con 
del Sant 'J 3 p atea d as el sol, el enorme boa 
z arzalp<¡ a ■ UC ' a ’ se desenvuelve, buscando 
' Para arrn„ ,Ul | C0S ' pa í as bravas Y flechillas, 
a &uaqu e L ar , COn a canc i° n cristalina del 
orillas v beS j í as terrosas escarpas de las 
cada arul? U j i a etl cada beso un rosal, en 
maro-arita 0 • corr iente un trébol, una 
vina° caíft r ° como gotas de la sangre di- 
púre'as Ha ? S0 - e e l césped, de las venas pur- 
Ñ 0 co as a uroras orientales, 
el vac„n^ mos ’ todavía, los que gastamos 
ciudades | ar °l ad o sobre el asfalto de la 
concluye ° S C l ue creemos que el horizont 
Pueblito < C ° n e )'do ciudadano ó con e 
n ° connp» eran ', e P° ó con la playa á la moda 
as cender í 10 ® bien el placer alpinista, di 
con las ni Se . vars e, de lleg a r á conversa 
rosos á s es ’ a dominar horizontes anchu 
cosas granH tlr ■ sensac i° n hermosa déla 
por el^tub 6S,a a P re Pder á mirar la vida, ni 
das inte - ^^ttSosto de nuestras convenien 
gran veni-tvf ' S ’ ? lno . a contemplarlas por 1; 
pació a k- Ua azu a bierta al infinito, al es 
toda la lar t rt j desde donde se comprendí 
L altura í, ud del pensamiento humano; i 
sera rjpniV - Csdc donde se mira nuestra mí' 
iriI nensa de^f 2 C f 0ÍSta ’ al ciel °’ á la re £ iÓ1 
re uala n ' las a lmas, sereno el corazón, se 
espíritu e lrada ’ ser ena la quietud plácida de 
mente «o n i est , a b°ra crepuscular solemne 
lQueh- dorosa - 
esta de a j lenec b° ra higiene para él alma e 
á los tida mirar l°s grandes espacios abierto: 
las emn' 0ra i rrias de la tierra y de domina 
P ar a escákf i ■ a J. turas i gradas de ciclope 
tru endo= r e in bnito !... Lejos de la es 
como se C ' Catarata de la vida traficante 
ta, más k lent;e uno más bueno, más altruis- 
d°r est(ir- ern ] ano de I hombre, más admira 
Parias r, 1C ° - ^ a belleza, más lejos de la 
ra za r lA^ e ^ u ^ a de los odios de secta, de 
Si el m arUdo > de negocios. 
° xi geno , ma tiene pulmones para aspirare 
s°b re la C ° S buenos sentimientos, aqui 
me ntesaríS ña ’ esdonde respira plena 
inmune , lstec na ; contenta de poder sentirsi 
egoisi-Af, f esa tisis del corazón que es e 
La sal.m I a mezquina lucha por la vida. 
,Q u Salud d el alma; ¡y la del cuerpo! 
cia perdiH vu pL' e á los músculos su poten- 
e nero-iA., a ’ fl u * en le vuelve al corazón la: 
duras dpi^ aSladas ’ organismo, las abolla- 
escudo de la fuerza vital, sufrida: 
en el choque diario de las pasiones, del tra 
bajo, de la premura nerviosa con que nos 
consumimos en el taller ó en el estudio? 
No se hallarían en este sitio todas las de 
licias si junto á las bellezas del paisaje, no 
nos encontráramos un santuario de la sa 
lud-y de la higiene. Un hermoso y grandí 
simo establecimiento Hidro-Magnético, crea 
do entre estas cuchillas floridas, al potente: 
ábrete sésamo! de un viejo filántropo, de un 
liberal de alma altruista, el señor Luis Cur- 
belo, el mago de la salud de estos contor 
nos, que cura las enfermedades con solo im 
poner sus manos impregnadas del agua 
magnética de su fuente cristalina. 
Bajamos á la montaña, en la hora que 
atardece y el sol flequea sus últimos esplen 
dores sobre las crestas pétreas de Verdun. 
Penetramos en la casa de salud. 
Las azucenas blancas nos dan la pajina 
floral, en la que bordan su música chillona 
las achiras y los pensamientos, vestidos de 
colores heráldicos... ¡Qué precioso!... Una 
glorieta de techo de totora nos convida á sen 
tarnos bajo su sombra fresquisuna... El 
sabiá que se posa en una rama flexible de 
eucaliptus, nos recuerda el doliente gemido 
de Abreu en los perfumados naranjales bra 
sileros. 
De pronto, un gallo inglés, de plumas tor 
nasoladas. garifo y entonado, vibra su esten 
tóreo canto, saludando al dia quese oculta .. 
A lo lejos, en un ranchito de barro, perdido 
en una loma cercana, canta una voz varonil 
de cadencias luengas, sentidos versos en los 
que vibran el alma inmensa del paisano 
criollo : 
Sé como el almendro, 
Al sentir rigores. 
Suelta á cada golpe 
Tus más lindas florés. 
Llega el señor Curbelo. Fisonomía franca, 
abierta, jovial; poblado bigote cano, cráneo 
de inteligente; simpático: color sano en el 
cútis algo tostado por las brisas de las sie 
rras. Al verlo, se, siente el golpe relámpago 
de la simpatía,y uñóse deja llevar en la sua 
ve corriente de su conversación amena, so 
bre todo, altruista 
Curbelo, detesta todos los vicios que de 
generan la sociedad actual ; el aleo hol 
padre del suicidio y la idiotez ; el tabaco que 
oscurece la memoria... detesta los explo 
tadores de la moral cristiana y pronto, halla 
tema para desarrollar sus teorias gene 
rosas, para mostrarnos una meta radiante 
de bienestar, de progreso, de libertades. 
Don Luis Curbelo, nos conduce á visitar 
su sanatario. Es coqueto de veras! Las pie 
zas para hombres, pequeñas, con ventanas 
cubiertas de enredaderas perfumadas, con 
vistas á panoramas espléndidos de campiña 
ondulada, de montes, de laderas, entre cuyo 
verde pastan los vacunos, mansamente... 
Ahora el salón de baños, las duchas, las 
bañeras de mármol de colores, las cubetas 
para pl agua magnetizada; todo el sencillo 
aparato que sirve para vehículo recreativo 
de la salud, de la vida, de la alegria ; porque 
no hemos visto sanatorio más alegre que 
este, donde los enfermos de tisis al mes es 
tán mejorados y los pacientes del tifus á los 
ocho dias, como nuevos Lázaros bíblicos se 
levantan y andan...donde acabamos de com 
prender el esfuerzo inútil de la farmacopea 
moderna para encontrar, entre sus venenos 
violentos, el anhelado regenerador de vidas. 
El departamento de señoras, con sus pie- 
çitas coquetuelas, amuebladas como para 
niñas mimosas; llenas de luz, de pájaros, de 
flores; rodeadas del ambiente simpático que 
se desprende de la familia Curbelo, de cuyo 
lado se alejan los enfermos, ya curados, con 
lágrimas de sentimiento en los ojos ! Atrac- 
cción inmensa de las almas buenas ! 
— Don Luis, tiene mucha gente este año? 
— Bastante. Pero, no tanta como fuera mi 
deseo; porque, si por mi afan fuera, quisiera 
tener dos ó tres mil enfermos por año y le 
garanto que repetiria el milagro del Padre 
Kneipp que les vuelve la salud á todos con 
la hidroterapia. 
— ¡ A todos !... 
— A casi todos. Con la estadística de mi 
casa en la mano, puedo probárselo : de cien 
enfermos que entren aqui, le garanto que 
noventa y nueve se curan y el otro se alivia 
mucho con el agua magnetizada. 
— Pero i uted no hace más que seguir las 
huellas de Priesnitts y deMombrú, de Kneipp, 
en la hidropatía, no? 
— Y las de Mesmeren el magnetismo, pues 
dice Puysegurque de cuantas magnetizacio 
nes se conocen, la del agua esindudablemente 
la que produce efectos más sorprendentes y 
saludables. 
— Me han dicho que Vd. es muy severo 
en su réjimen. 
— Debo serlo. Los alcoholes, el tabaco y 
los estimulantes son las causas porque se 
retarda en el progreso en el mundo ! los 
hombres degenerados por esos vicios no 
tienen enerjias para poder romper los despo 
tismos políticos, relijiosos ó sociales que los 
atan, casi siempre. El que quiera curarse con 
migo ; no debe fumar ni beber más que el 
agua de mi fuente. 
— Ese sistema hará reir á los encenagados 
en el vicio. 
— Peor para ellos! Podrián reirse un año 
ó diez, pero al fin el alcohol y el tabaco los 
hará llorar, pero, ya demasiado tarde ! 
— Su método, entonces, - es muy sencillo? 
— Sencillísimo ; vendajes, baños, ablucio 
nes, agua, papel y duchas, magnetizadas... 
—i Habrá tenido contratiempos, persecu- 
siónes ? 
—No faltaron; pero, en mi establecimiento 
Hidromagnético, el doctor Majó formula las 
dianósis... 
— Y Vd. cura las enfermedades. 
— Eso mismo. Aparte que muchos cono 
cidos médicos de Montevideo, me mandan 
sus enfermos... deshauciados... 
Escuche ! Tocan el timbre llamándonos á 
la mesa. Vamos. 
Y pasamos al comedor, espacioso, irra 
diando luz. alegrías, perfumes. Pronto lo 
invadieron más de veinte personas. Rostros 
francos, chispeando en los ojos la cordialidad, 
una familiar franqueza encantadora, presidi 
da por el señor Curbelo como el patriarca 
venerable de esta gran familia. El apetito 
devorador de todos no denuncia á los en 
fermos; es que las brisas perfumadas de estas 
sierras y el agua del Establecimiento son 
unos aperitivos maravillosos. 
Cuando salimos á pasear por el jardin la 
noche habia cubierto el cielo con su azul 
obscuro bordada de lentejuelas de estrellas. 
El Crucero del Sud fulguraba radiante y al 
poniente, la luna se elevaba detrás de los 
cerros de Verdum bañando con su esplendo 
rosa caricia blanca el paisaje... Cruzó la azul 
esfera la lágrima de oro de un bólido. Pen 
samos en los que amanos tanto; sentimos la 
nostalgia de sus palabras, de sus rostros 
queridos; el beso de la santa madre lejana 
nos rozó la frente! 
De entre las ramas salían arrullos de pá 
jaros que sueñan. Un golpe de brisa nos 
trajo, algunos versos del cantar melódico 
que salia del rancho perdido, allá en la cer 
cana loma, con bordoneos de guitarra geme 
bunda: 
Causa eléctrico embeleso, 
Por que jentil y bizarra, 
Se aproxima á la guitarra, 
' Y á las cuerdas pone un beso! 
Francisco C. ARATTA. 
Montevideo, Agosto de 1!) 18J7.
	        
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