VIDA MONTEVIDEANA
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atmósfera tibia, sin una gota de aire, llena
como de ecos harmoniosos, de encantos y
de placeres!
Ahí está ella, Laurita, como siempre
risueña, con las rosas de sus mejillas muy
lindas y vivas; algo nerviosilla, emocionada
i quién sabe! con.el viage ó la ausencia en
perspectiva de su barbilindo amador; y tam
bién, como siempre, hermosa y elegante,
con su vestido color paja, algo bonito, que
enseña indiscretamente el lindísimo zapatito
y la media negra, y... con su sombrero
monísimo adornado con llores que parecen
vivas, el que le dá un aire encantador á su
cara sonrosadita encerrada entre sus cabe
llos rubios; por toda su personilla relampa
gueante, fresca como un capullo de flor, una
cierta atracción, que dá verdaderas tenta
ciones de seguirla hasta el fin del mundo,
al desesperado y entristecido galán, que al
verla se saca y pone el sombrero con mano
febril, sonríe solo, la mira con cierta expre
sión indescifrable, nueve la cabeza, hace
señas ocultas, en fin, un juego de ademanes
y gestos, que acusan á un medio loco, si no
le estuviera ya totalmente de amor por su
Laura... Y ella, á hurtadillas de los que
pueden observarla, corresponde á las desazo
nes y señales rmorosas del mocito, con las
miradas más cariñosas y dulces de sus ojos
hermosos, las sonrisas más amantes y pro
metedoras de sus lábios rojos, que á él le
prod.m m vivísimo efecto en su corazón, en
su n ;nte, en todo su ser, un placer tan vo
luptuoso, tan íntimo y acalorado, como
cuando junto á Laura en sus pláticas del
balcón lo . besan dulcísimamente sus ojos
retrecheros y sus lábios lo acarician doble y
amorosamente con su risa de cristal y su
voz, trino de pájaros, mientras se abrazan
fuertemente sus manos temblantes y calen
turientas y se fusionan amantísimos los
alientos de sus pechos enamorados!...
¡Adiós! Laura se marcha ya; y asomada
por la ventanilla del coche—salón su prima
veral y linda çabecita, con las rosas de sus
mejillas y las flores encarnadas del sombre
ro, se asemeja á los ojos ilusionados de Ma
nuel, una inmensa y viviente rosa que : lo
mira sonriente y enamorada... ¡Adiós! se
borró la ilusión se deshizo la humana y her
mosísima rosa; y él, sigue, sigue parado en
el andén, con el corazón oprimido, los ojos
llenos de calor, de fuego, y la mente repleta
de recuerdos y perspectivas alrededor de
una imagen de niña, de mejillas sonrosadas
y cabellos rubios, encantadora como una
rosa grandísima, que le dirige un ¡adiós!
con sus amorosos ojos negros y le envía una
fidelísima promesa de pasión con sus labios
rojos, ciiyas impresiones ardorosas y Vivas
experimentara siempre Manuel junto con el
recuerdo indeleble déla partida de Laura I
Pedro C. MIRANDA.
Montevideo. Octubre 8 de 1897.
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la Independencia,' en la ciudad de Mercedes — (De fotografía)
Plaza de
II Casto del Hierre
Al doctor, Cárlos Malayarriga
Trozo de hierro perdido etítre la escoria,
Germen de vida y de labor fecundo,
¿ Cuál es tu aspiración de nombre y gloria,
Rara que puedas ser cetro del mundo ?
—Yo preparo las huestes vigorosas,
Las razas de titanes del futuro,
Que caminando van, regando rosas,
Hácia el fulgor de un porvenir seguro.
—Tu quieres ser bruñida bayoneta,
¿Para escalar los muros de un baluarte?
¿ O de bomba explosiva la espoleta ?
¿O en asta de pendón glorificarte ?
— Mí destinó glorioso no es la guerra,
Ni vibro en mis moléculas la muerte;
La vida del Amor mí seno encierra
Al darle forma á la materia inerte.
—¿ Quieres formar la argolla presidiaria,
Escarmiento de déspotas sin nombre;
O quieres ser la tea incendiária
En la lucha del hombre contra el hombre ?
—No es ese mi deslino fulgurante,
Ni nada soy á su siniestra lumbre,
Gritar quiero á los pueblos: adelante!
Sísifos del ideal hácia la cumbre 1
—¿No quieres ser el casco del caballo
Que admira al hombre su bizarra estampa;
O el alféizar dorado del serrallo, ,
O la lanza del gaucho de la pampá ?
•—Aspiración más noble yo sustento. .
—¿ Puente colgante sobre inmenso abismo
Tu quieres ser?... .
—Mayor es mi ardimiento;
Yo prevengo el cercano cataclismo...
—¿'Di quieres ser el esquilón sonoro
De alto templo que en el éter vibre ?
—Quiero: romper la esclavitud del oro,
Y ver al mundo para siempre libre.
•—No lengua de metal de altiva torre;
¿ Más, quieres ser de audaz locomotora
La rueda de impulsión que rauda corre
A travez de los campos y la aurora?
.—¡Paso al motor, lo admiro! El riel es lazo
Que liga pueblos desde el Plata al Ande,
Cuando los una en colosal abrazo,
La.paz universal, sublime y grande!
—¿Di quieres-ser la reja de Julieta
Dónde la escála colgará Romeo,
Y opreso por su blanca mano inquieta
Sentir sus áusias, de febril deseo?
— Otro fin mi destino me prepara.
—¿Quieres serla ala de hélice vibrante,
O al rayó detener, mágica vara,
Que habla al cielo con frase fulgurante?
¿O quieres ser más aún, quieres, al cielo,
Robar ía chispa déla eterna vida,
ó como ángel de paz cruzar el suelo
Con tu antorcha de ideales encendida?
'—Si, quiero ser más aún! quiero en lamente
Del génio pensador vibrarla idea,
Ser cláusula de luz resplandeciente
Que en himnos al Progreso centella,
Y arado quiero ser, y.ser azada!
Y preparar los surcos en ! la historia;
La tierra quiero ver purificada
Por la labor, mí porvenir, mí gloría!
Francisco C. ARATTA.
Montevideo, Octubre 9 de 1897.
Nota del autor: A los amigos que me pidieron un canto
á la paz, les respondo cón este canto al trabajo. Yo no quiero
paz: yo quiero luchar. El hombre sea hermano del hombre,
pero combata las lides del trabajo. Cuelga la espada: empuñe
el arado, lie ahí la sintesis de mi canto. ¡Feliz el que cante
sus estrofas al compás del martillo sobre el zunquei