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VfDA monteviheana
tenían también prohibido el mirarse en el
cristal de los rios y de los lagos.
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En un barrio, extramuros de la ciudad,
vivía una joven llamada Jacinta, que estaba
menos triste que las demás, porque tenia un
novio que la adoraba con delirio.
La persona que os encuentra hermosa y
no se cansa de decíroslo, puede hacer las
veces de espejo.
—¿De veras—preguntaba Jacinta — qué
mis ojos son admirables ?
—No los hay mássorprendentes en elmundo
—¿Y de qué color es mi cútis?
—Más blanco que la nieve.
—-Y qué dices de mis lábios?
—Que parecen una cereza partida.
—- Y mis dientes?
—Son tan finos y tan blancos como el
grano de arroz.
Asi hablaban los enamorados, teniendo
Jacinta la dicha de oir elogiar lo que el ga
lán tenía la fortuna de ver.
Concertóse, al fin, la boda; pero cuando la
noticia del enlace llegó á oidos de la reina,
propúsose ésta destruir la felicidad de Ja
cinta, á laque detestaba, por ser la criatura
más hermosa deja comarca.
III
La vispera del matrimonio paseábase Ja
cinta por un prado, cuando de repente se
le presentó una anciana en demanda ele li
mosna.
De pronto la vieja lanzó un grito deespan
to, y exclamó:
—¡Cielos! ¡ Qué horror!
—¡Qué os pasa, buena mujer? ¿Qué
habéis visto en mi ?
—El ser más feo que hay en el mundo.
—¿ Soy fea?...
—No hay palabras con que ponderar vues
tra fealdad.
—Pero mis ojos...
—Son horribles.
—i Y mi cútis ?
—Negro como el carbón.
—{Y mi boca?
—Verdaderamente repugnante.
—¿Y mis dientes?
—Largos, desiguales y amarillentos.
Acto continuo, la vieja, que debía ser una
hada milagrosa, amiga de la reina, se alejó
presurosa, lanzando una carcajada, mientras
no dejarán de conmoverla mis lágrimas y la
belleza de mi amada.
Gran trabajo costó llevar á Jacinta á pa
lacio, donde no quería mostrar su horrible
fealdad. Sin embargo, acabó por consentir
accediendo á las súplicas de su amigo.
V
— ¿ Qué gente es esa ? ¿.Qué desea ?.
—Majestad, soy el amante más infortuna
do de la tierra.,
—¿Y á mí qué me importan vuestras pe
nas?
—Apiadaos de mi dolor y permitidme que
me procure un espejo...
La reina se levantó furiosa y le dijo:
—¿Quién se atreve á hablar de espejos en
mi presencia?
—¡Tranquilizaos, majestad! Esta joven
tan fresca y tan hermosa que me acompaña,
tiene la manía de que es'horriblemente fea...
—Y está'en lo cierto—contestó la reina—
porque jamás he visto más espantoso rostro.
Jacinta creyó que iba á morir de tristeza.
La duda no era posible, puesto que á los
ojos de la reina, lo mismo que á los de la
mendiga, era un. ser á todas luces repug
nante.
El amante, al oir la terrible opinión de
la soberana, dijo en alta voz que la reina
se había vuelto loca, á menos que hubiese
mentido.
Nopudo añadir ni una palabras más.
Los guardias se apoderaron de su per
sona, y la reina dió orden de que cortaran
inmediatamente la cabeza al prometido es- I
poso de Jacinta.
El verdugo levantó un ancho y relucien
te alfanje y á un mismo tiempo se oyeron
dos agudos gritos: uno de alegria,—porque
en el desnudo acero se habia contemplado I
Jacinta en todo el esplendor de su hermosu- j
rá, y otro de angustia, porque la infame
reina exhalaba el último suspiro á causa de I
la indignación que le había producido el ver |
reflejada su fealdad en el improvisado espejo.
Catúlle MEXDÉS.
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Paysandü — (De fotografía)
¡obsequiarnos con una bonita guitarra, verdadera
obra de arte, ejecutada según un modelo hasta
hora desconocido del que él es inventor.
Esta guitarra, es recomendable por su elegancia,
u consistencia y duración y po. la igualdad en la
ntensidad sonora de las seis cuerdas. El modelo
ue lia inventado el señor Fulquet es de una c'oHs-
ruccióü en extremo delicada. La caja sonora sólo
dmite ciertos adornos de madera 'finísima, orna-
Dentándose unicamente la circunferencia, el dia-
asón v el claviíero, pues los adornóse» o ras pai -
s del instrumento perjudicarían la propagación
e las vibraciones y la intensidad del sonido seria
eficiente y no resultaría dulce. El secreto de la
ivejición está en la colocación do las barras armó ■
icas interiores. El señor Fulquet piensa présen
oste al Gobierno para obtener piivileg/o. Por
uestra parte agradecérnosle la atención y le fe 1 i -
tamos, por su adelanto.
Aviso de Administración
Teniendo conocimiento que el reparto del Hu
llero anteiior de nuestra revista ha,sido ef.c.uado
Ion alguna irregularidad por lis personas encar
tadas, rogamos á aquellos de nuestros abonados
|t e no hallan recibido ese número, lo reclamen á
Ii Administración; e'n la. seguridad de que serán
limediatamente atendidos.
Establecimiento grálj.o á yapar. ConveircioirSá.