VIDA MONTEVIDEANA
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te
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-=*©*=-
Hijo mudo de la soledad y del misterio:
tú eres el esposo esperado de la noche, el
amigo andado de los que padecen, ele los
que no están contentos ni del mundo ni de
la suerte.
Contigo vienen los recuerdos como un
desfile de espectros que han dejado sus mor
tajas y visten de azul y rosa. Cada uno que
Pasa nos dice al oido un hechizo ó pone en
nuestros labios un beso.
Tu solemne calma es la pausa de todas las
agenas voces que llenan de ansiedad y de
hastio la vida. Eres c uno la barra de pro
longada aspiración, colocada en el compás
de la borrascosa mundanal sinfonía, para
que nuestro espiritu se cante á si mismo el
solo melódico de las memorias.
lu eres solemne como la muerte. Para
que tú aparezcas, todo ha de callar,: el hom
bre en su lecho, el a,ve en su nido, la música
e n la inerte materia. Pero en el fondo de
nuestra alma vibran cantos sin eco, y pimos
frases deliciosas y gritos de dicha que tú
apagas dulcemente con tu sordina de miste
rios.
Tú eres quien aporta los peregrinos mate
riales con que fabricamos, de arquitectura
vária, imposible, los nobles castillos fantás
ticos; ahondando el aire para cimentarlos, y
apartando las nubes para que se eleven más
y más sus almenas y sus torres. Tú traes el
oro y el nácar para sus muros, el cristal de
roca para sus techos, la plata y el marfil pa
ra sus puertas, las piezas enteras de la púrpu
ra del crepúsculo para sus salones, los en
cajes de espumas marinas para ellecbo.de la
castellana ideal, y tú la traes á ella.tambien,
formada de un rayo de la Luna, altiva y her
mosa, con su alba veste sembrada.de estre
llas, y los breves pies calzados de las lumi
nosas lentejuelas de la vía láctea.,
¿Porqué te vas,, oh amigo piadoso, al
j despuntar del alba? ¿No ves que va á huir la
| amada; que va á desplomarse el palacio, y
i que vá á despertar mi espíritu?
El primer pájaro que cante al sol, el pri
mer barquero que- entoné su himno á la
onda, el primer obrero que arranque un
quejido al yunque, el primer niño que
prorrumpa en el llanto perpétuo de la vida,
me volverá al suplicio brutal de la realidad.
Quiero soñar en tu seno, ¡oh hijo de la
soledad y del misterio! -■
No le alejes de aquellos que en tí buscan,
su consuelo. Que te huya el remordimiento,
medroso déla soledad y de la sombra. Que
te odie el poderoso, para quien las voces
humanas son lisonjas en loor suyo, y las
escucha como una harmonía embriagadora.
Contigo se van mis recuerdos, la rosada
mitad de mi existencia, que es la que man
tiene de pié á esta otra mitad de ella, des
colorida y rumosa.
Volverán los -ruidos; la faena universal
tornará á su diario estruendo, y yo volveré'
á echarme al hombro mi pedazo de roca,
despeñado ayer junto conmigo, al pié de la
montaña.
Nicanor P.0I.1T PERAZA.
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,c,U.
Salida del valle
PRSfÍRITá
«Si Luzbel mnasp, sella bueno..
Santa Teresa de'Jesús
Quién ama, por amar ya es virtuoso...
¿no es el amor la gran virtud del mundo?
Absorbe el corazón, y es lo profundo;
, absorbe el pensamiento, y es lo hermoso.
.Ansias de adoración, es lo piadoso,
ansias de posesión, es lo fecundo;
toma pureza á su poder lo inmundo
y lo feo y discorde es harmonioso.
Y si es tal el amor que huye al pecado,
j es el pecado en el amor mentido
si es delincuente és delincuente honrado
Que en sus faltas se siente redimido;
!■ no le abate culpable el ser culpado
i qúe el delito de amor nunca ha existido!...
Guillermo P. RODRIGUEZ.
I Noviembre 27 de 18:*7.
Tambores en el departamento de Tacuarembó.
R1F-XUP
ER APARECIDO
Este cuento yo no lo vi; pero'creo que lo
soñé.
Qué cosas ven los ojos cuando están ce
rrados! Parece imposible que tengamos
tanta gente y tantas cosas adentro...por que.
cuando' los párpados caen, la mirada como
una señora que cierra su balcón entra á ver
lo que hay en su casa. Pues bien, esta casa
mia, esta casa de Ja señora mirada que yo
tengo, ó que me tiene, es un palacio, es una
quinta, es una ciudad, es un mundo, es el
universo,... pero un universo en el que
siempre están presentes el presente, el pasa
do y el futuro. A juzgar por lo que miro
cuando duermo, pienso para mi, y hasta
para ustedes, mis lectores; —¡Jesús! ¡qué
de cosas han de ver los ciegos! Esos que
siempre están dormidos ¿que verán? El
amor es ciego, según cuentan. Y el amor es
el único que vé á Dios.
¿De quiénes la leyenda de Rip—Rip? En
tiendo que la recogió Washington Irving,
(De fotografía)
para dúrle forma literaria en alguno de sus
libros. Sé que hay una ópera cómica con el
propio titulo y con el mismo argumento.
Pero no he Lpido el cuento del novelador é
historiador norteamericano, ni he oido la
ópera... pero he visto á Rip—Rip.
Si no fuera pecaminosa la suposición, di
ría yo que Rip-Rip ha de haber sido hijo
del monje Alfeo. Este monje era alemán,
cachazudo, flemático y hasta presumo que
algo sordo: pasó^cien años, sin sentirlos,
oyendo el canto de un pájaro. Rip-Rip fué
más yankée, menos aficionado á músicas y
más bebedor de xviskey: durmió durante
muchos años.
Rip-Rip, el que yo vi, se durmió, no se
por qué, en alguna caverna á la que entró...
quién sabe por qué.
Pero no durmió como el Rip-Rip de la
leyenda. Creo que 'durmió, diez años....? tal
vez cinco... acaso uno...’en fin, su sueño
fué bastante corto; durmió mal, Pero el
caso es que envejeció dormido, porque eso
pasa á los que sueñan mucho. Y como Rip-
Rip no tenia reloj, y como aunque lo hu
biera tenido no le habría dado cuerda cada
veinticuatro horas; como no se habían in-