Full text: 1.1897,19.Dez.=Nr. 25 (1897000125)

VIDA MONTEVIDEANA 
bastante árdua, que, desde hace muchos 
años, me he echado sobre los hombros; esta 
es la misión que creo cumplir plenamente; 
abrir al hombre nuevos horizontes de li 
bertad donde el alma pueda espaciarse en 
plena luz de ideales, y dar á su cuerpo la 
harmonía de las formas para equilibrar así 
al sér humano, para perfeccionarlo en esta 
eterna ascención al cielo de la dicha. 
La salud física atrae, como imantándola, 
á la salud moral, porque el organismo hu 
mano es un cuadro de tan maravillosos co 
lores, y de tan perfecto dibujo, que, al 
observarlo tan solo, puede deducirse el ca 
rácter, el temperamento, la inteligencia, 
hasta las tendencias morales Yo sé que 
el bilioso, el malhumorado, tiene el rostro 
de un verde pálido, enjuto de carnes y en 
fermo; yo seque el hipócrita inclina la vista, 
y plega la cabeza á un lado como si gan 
goseara letanías místicas; que el cráneo 
del idiota tiene un ángulo facial agudo; 
que el rostro del criminal tiene cierta estruc 
tura felina; que el inteligente, tiene la frente 
amplia y despejada, la 1 mirada vivaz, el 
color sano, el ángulo facial que se acerca 
á los noventa grados, las manos delicadas, 
las uñas redondas.... 
Pero, desgraciadamente, debido á la mala 
organisación de cierta parte de la sociedad 
actual, debido á los deseos de lucrar sobre 
la miseria agena, debido á los vicios engen 
drados por una mala é incompleta educación 
del individuo, debido al alcoholismo, al 
tabaco, á las drogas de botica y de almacén, 
debido á los trabajos penosos porque pasa 
la mayor parte de la humanidad para enri 
quecer y engordar á la parte explotadora, 
debido á las agüerias y supersticiones que 
engendra el estúpido temor de los castigos 
de ultra tumba—es que falta el equilibrio 
natural entre las funciones de la vida y las 
funciones del espiritu... 
Asi es que vemos á los enfermos morales, 
los malos, los inicuos, los explotadores del 
pueblo, los que con el. cencerro de una idea 
van flecando tras de sí la majada de los 
vicios... Asi es que vemos los enfermos del 
cuerpo, pulular los hospitales, ir errantes 
de consultorio en consultorio, de templo en 
templo, de santuario en santuario, pidiéndole 
á su Dios vengativo una salud y una paz de 
alma que no pudieron darles ni los médicos 
titulados, ni los doctores religiosos, impo 
tentes ambos, haciendo vida común con la 
mentira de día y con la farsa de noche. 
Porque nos llena de sentimiento el 
corazón, ese estado de desventura, en que 
esta sumida media humanidad, es que hoy 
venimos á la tribuna pública del libro, para 
continuar la hermosa tarea de curar los 
cuerpos, y libertar las conciencias. En un 
lenguaje claro, como hay que hablarle al 
que sufre, al que ama, al que espera días 
mejores en su azarosa vida. 
Dijimos que la salud es la belleza, y ma 
dama Stael refuerza nuestras ideas cuando 
dice que la salud es la base de nuestra hermo 
sura y nuestros hechizos. Ante esas reflexio 
nes, un célebre escritor alemán, pregunta: 
¿Es la salud otra cosa que la belleza en las 
funciones de la vida? 
Pues, á eso tendemos: á armonizar la 
higiene física, con la higiene moral. A ha 
cer de cada individuo un conjunto de belle- 
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Dirección de nuestra Revista, nos acaba 
remitir desde Centro-América, especial- 
Jente para Vida Montevideana, algunas 
pesias inéditas de los más inspirados poe- 
■s centroamericanos, colombianos y vene- 
llanos, las que iremos publicando en 
imeros sucesivos. 
[Nos promete mandarnos en breve un tra 
ijo suyo, estudio sobre la literatura de 
entro América, y varias composiciones, 
Imbién inéditas, de notables literatos me 
canos v antillanos. 
iDe las que henms recibido ya, publicamos 
el número de hoy, las muy vibrantes 
[resias: Estrofas, de julio Floies; ¡Tarde! 
Isaías Gamboa, y El Coro da los Tipov 
Fidel Cano. 
[Al agradecer grandemente al. señor Cés- 
fcdes su valiosísimo concurso y el poderoso 
[ntingente literario que aporta á nuestra 
rblicación, ofrecemos como un obsequio 
Jos preciosos trabajos á nuestros lectores, 
je sabrán apreciarlos como se merecen. 
tablecimiento grafico á vapor. Convención
	        
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