Full text: 2.1898,13.Mär.=Nr. 35 (1898000235)

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LA VIDA MONTEVIDEANA 
Venga mi lira, que cantarle quiero 
de mi amor á la sacra soberana, 
á la diosa divina que mi mente 
adora con pasión inmaculada! 
Venga mi lira, que cantar deseo 
á la sublime reina de mi alma, 
al ángel que incendió mi amante pedio 
con un lampo de luz de su mirada! 
Venga mi lira, la de suaves voces, 
la de cuerdas de tenue filigrana, 
la que al pulsarla blandamente gimo 
y suspira cual virgen apenada... 
Ricardo R. MENDOZA. 
Montevideo, Marzo 12 de 1898. 
«lls- 
Para Cayetano R. Mendoza 
El champagne había concluido por em 
botar mis sentidos y el baho del alcohol 
pesaba sobre mis párpados como si de 
ellos pendieran grandes lingotes de plomo. 
Estábamos à cubierto, pero por de fuera 
se preparaba una tormenta horrible, quizá 
tan tremenda como la que pugnaba por 
desencadenarse en nuestras cabezas. 
Apoyándome en los muebles, logré, tam 
baleando, llegar á la ventana, y en sus 
cristales apoyé mi frente ardiente. 
En el horizonte negras fajas de nubes 
se extendían, y en ocaso, el sol pricipitaba 
su disco encendido entre montañas de to 
pacios y girones de nubes rojizas que se 
mejaban la hoguera fosforescente de la luz 
que sobre los cráteres se levanta flamígera 
y sublime. 
El viento bramaba preñado de amenazas 
y con su aliento proceloso barría la tierra, 
extremecía la cima de los árboles y batía 
el mar que rujia furioso y airado bajo una 
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A poco quedé dormido. Dormí y soñé. 
Soñé que el agua lo invadía todo, que iba 
subiendo lenta, muy lenta, que casi me 
cubría y que yo no me podía mover; que 
ría gritar y mi lengua se me revelaba. Es 
que las garras de la muerte me apretaban 
la garganta. 
No recuerdo más, sino que al dia si 
guiente, un cuerpo casi desnudo flotaba 
sobre las aguas, y ese cuerpo era el mío. 
Y no sé si será porque era un sueño ó 
porque los que mueren ven y oyen, pues 
es el caso que yo vi cuando llegaron mis 
amigos junto á mi cadáver frió y oí cuan • 
do exclamaron: ¡Pobrel y oí cuando me 
abandonaron, pero no oí que me dijeran 
¡Adiós! 
Después fui conducido en silencio al re 
cinto donde se cumple la utopía de la igual 
dad de los hombres. No oí que ninguno 
suspirara por el que partía, ni tampoco vi 
que fuera alguno conmigo á acompañarme. 
El sepulturero cubrió mi sepultura con 
algunas paladas de tierra. Entonces me 
quejé, sentí frió, tuve miedo.... Presa de 
cruel angustia quise gritar. Quise gritar 
pero otra vez los férreos dedos de mi últi 
ma y única desposada se hundieron en mi 
garganta y en mis labios espiró un suspi 
ro de desesperación. 
Sentí que el aire me faltaba, y una lucha 
en vano hacía todo mi cuerpo por destro 
zar el sombrío féretro. Y en tanto los gu- 
zanos devoraban mis rígidos miembros en 
suntuoso festín 
Llegó la noche y oí que la cigarra can 
taba junto à mi tumba, y mis ojos escru 
tadores de terror vieron abiertos los sar 
cófagos y entre los inciertos fuegos fatuos 
que brillaban en las sombras en fantásticos 
colores, vi la danza macabra de los muer 
tos .... 
Pasaron muchas noches, pero sobre mi 
frió lecho nadie lloró. ¿Para qué más llan 
to que el húmedo rocío que se descolga 
ba del ciprés que daba sombra á mi se- 
ulero v én cuya copa 
gerlo, cuando apareció, sin saberse por 
donde, una visión vestida de blanco. 
Era una mujer—¡Oh! era mi amor!— 
que tomando entre sus manos mi calavera 
la dió un beso en la frente descarnada y 
entre sollozos dijo: «En otro mundo más 
puro será nuestra unión eterna.» 
Pero al llegar el divino timbre de su 
voz á mis oídos, sentí que el corazón me 
latía nuevamente y entonces volví al mun 
do de los.... despiertos. 
Me alcé y abrí los ojos. El cuarto daba 
vueltas. Las copas del licor hervían sobre 
los libros y mis amigos, unos estaban tum 
bados en el suelo y otros bebían y cantaban 
y reian en roncas carcajadas. 
La tormenta ya se había disipado, y allí 
en el cielo azul brillaba temblorosa la Cruz 
del Sud con su palidez extraña. 
WERTHER. 
Montevideo, Marzo 12 de 1898. 
Después de dos meses de descanso, 
vuelve á inauguran hoy las reuniones 
hípicas nuestro Hipódromo de Maroñas. 
Notable bajo todos conceptos será, áno 
dudar'o, el premio «Ensayo» disputado 
por Cuaró con 53 kilos, Maravilla con 51, 
Bebón con 53, Doña Estrella (ex-India) 
con 51, Offembach con 53, Salto con 63, 
César con 53, El Guerrillero con 53, Pro 
cer con 53, Céres 51, Palmira 51, Rin 
conera 51, y Mi Carta 51. Desde ahora 
podemos adelantar que el hijo de Guerri 
llero y Dinamita será el vencedor de este 
mió. 
as cinco pruebas que hoy se disputa- 
i en Maroñas, constituirán un verda- 
o éxito. 
treémos que con un programa tan 
jeresante, los palcos y la Tribuna se 
pará de distinguida concurrencia. 
J óos batallones cívicos formarán (telante 
Hipódromo, donde se verificará un 
ac. 
Nuestros candidatos son: 
1. a carrera Silvia. 
» Doña Sol. 
» El Guerrillero. 
» Piloto. 
» Tucapel. 
Cn el próximo número publicaremos la 
keña de la fiesta. 
MITO. 
Montevideo, Marzo 12 de 1898. 
Imiliiiilimliiiiliiiiliiiilmiliiiiliiiiiiiii 
Imp. La Nueva Central, 25 de Mayo 42?
	        
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