LA VIDA MONTEVIDEANA
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¿Quién fué? Lo ignoro. ¿Cuál había sido
el martirio de su vida?
No lo sé. . _ ,
Pero hay en cierta parte de París un
hombre, un hombre joven aún, que es me
morialista, pero no en un chiribitil, como
el tío Bouin. Fedacta elocuentes cosas,
y todos sabéis su nombre. Llamesmole
sencillamente Juan, como otras veces.
El tio Bouin es un .anciano feliz, siem
pre honrado, y además buen cristiano. Go
za de la gloria del «Chicuelo», como á ve
ces llama à su ilustre hijo adoptivo, y es el
quien me ha contado esta historia, sin prin
cipio ni fin.
Ignoro quien es el repartidor de estas
cartas, pero, á no dudarlo, ellas llegan a
su destino en el cielo.
Paul FEVAL.
¡HOmAS BE MBS
Post niibila ... náhila!
Ah!... si pudiese en alas dtl deseo
Volar hacia los campos de Ja pátria,
Y en horas de dulcísimos afectos
Apagar esta fiebre de mis ansias,
Y entre los seres
Que adora el alma,
Que hoy son recuerdos,
Que hoy son nostálgias,
Y entre los brazos de mi tierna madre
Deslizarse las horas olvidadas!...
Si pudiese volar hacia los pórticos
De una casita blanca,
Que en arco de tupidas madreselvas
Verdes y hojosas hiedras se entrelazan;
Do tantas veces
Mi dulce Juana
Con su sonrisa
De virgen casta,
En las horas de encantos y de amores
Pálida y afectuosa me esperaba!
Si pudiese feliz volver á verla
Eu estas noches de la ausencia amarga.
Y decirla que la amo con delirio
Y que nunca jamás podré olvidarla;
Y 'de alegría
Vertiendo lágrimas
Ay! apretando
Sus manos blancas
Contra mi pobre corazón enfermo
Que sufre y que delira porque la ama!...
Soy la modesta flor de los sepulcros
Que se inclina infeliz sobre las lápidas
Y herida por el vaho silencioso
Yace triste marchita, deshojada;
Que en mi, las flores
De una esperanza,
También ya secas
Dentro del alma
Graban la historia, con olor de lielecho,
De unas horas que fueron... ya pasadas!
Ay! no es posible esplendidez y brisas
En el dia sin sol de una borrasca!
No es posible que tenga el peregrino
Sin fatales horas de nostálgia!
Y no es posible
Que haya palabras
De afectos dulces
En otro patria,
Todo dormita bajo el denso velo
De las eternas noches de las ansias!
Auras inquietas que en callados giros
Besáis las ondas del sereno Plata,
Y que vais á jugar entre las flores
En los vastos verjeles de la Patria,
Llevad mis quejas
En vuestras alas,
Tristes lamentos
Hijos del alma
Y mis hondos suspiros
Dejadlos eu la frente de mi amada!J
Dias vendrán de placidez y encanto
Cuando en el cielo de la patria amada
Tremolando la enseña del derecho,
Brille el sol de las leyes sacrosantas.
Entonces volverán noches tranquilas,
Entonces volverán dias de calma,
Las horas de dulcísimos afectos
Las dulces horas plácidas;
Y entre los seres
Que adora el alma,
Que hoy son recuerdos,
Que hoy son nostálgias,
Apagaré el delirio de mis sueños,
Apagaré la fiebre de mis ansias!
Celestino V. DELEANTE.
Celsius.
Montevideo, Abril 9 de 1898.
¿fES R.EC.UJ
por qué fijas la vista en el vacío
con la pavor sobre la faz pintada?
Carlos, murmuras? Oh! recobra el juicio,
sacude el yugo de ese horrible sueño,
no ves? Clavado en esa cruz de leño,
está tu Cristo: el dios del sacrificio!
Andrés A. DEMARCHI.
Montevideo, Abril 9 de 1898.
Pobre monja! En tu celda solitaria,
mientras que el alma fervorosa ruega,
¿no sientes que un recuerdo hasta ti llega
ahogando en tu garganta la plegaria?
¿No sientes que la imagen de otra vida
cuyo recuerdo tú creias muerto
hace latir tu corazón desierto
y sonrosar tu faz descolorida?
¿Por qué bajas la frente con tristeza
sobre la mano que ol rosario aprieta?
¿cómo se llama la emoción secreta
que hace inclinar tu pálida cabeza?
Lloras! ¿Por qué? Ah! Piensas conmovida
en el risueño hogar que abandonastes?
en tu hogar ó en la madre que dejastes
en el abismo del dolor sumida?
¿Piensas en esas horas Je bonanzas
de tu niñez? ó en aquel triste día
en que una mano indiferente, impía,
hizo caer tu trenza y tu esperanza?
No. Tú piensas en él! Febril y loca
lo busca tu mirada en vano, en vano,
aún sientes la presión de aquella mano,
aún sientes si calor de aquella boca.
Y por el campo fiel de tu memoria
aún vagan las fantasmas del pasado,
y gime el corazón amortajado,
bajo el recuerdo de su triste historia.
Pobre monja! Por qué, por qué asustada
caes de rodilla sobre el mármol frío?
(Continuación)
Por eso se dá un polichinela á un niño
enfermo; loco sería el que creyera que el
juguete ha curado al niño porque la diver
sión momentánea ha desviado del sufri
miento su atención y apaciguado sus gritos!
Por mucha voluntad que concentrara ahora
bajo la mordedura del remordimiento, ya
no podia destruir los efectos de su taita, y
cara un orgulloso de su temple esta misma
impotencia constituía un aumento de cas-
tIg Además, había de cuidarse de que su
insistencia por apartar del culpable la
sanción capital de La ley, no pudiese pare
cer una afección de grandeza de alma que
resultaría por consiguiente ridicula e ine
¡ fiC De todas las solicitudes don Enrique
recibió la misma respuesta: «El indulto os
seguro, pero es indispensable que el eo
firme su recurso de gracia y una suplica
á la Reina.» . .
Ahora bien; lo difícil era precisamente
convencer á Santiago para que firmara.
Su actitud .luíante el consejo J
,le la sentencia recalaba la resolución mas
firme exenta de fanfarronería.
Y esto fué para el alma a tañera de don
Enrique un motivo complementario de
irritación y una demostración mas de los
imites de su poder; capaz de remover
Tr la salvación de su hijo no confesado
l los personajes mas elevados y obligar
los, cualquiera que fuera su orgu.lo, su
edad ó su pereza, á convertirse en sol ci
tantes en el ministerio y en el palacio
real en consideración al último marques
de Arnedo, preveía tal esfuerzo paralizado
por la voluntad contraria de un nino de
diez y siete años, sin nombre, sin grado
V en cuyo favor se ponían enjuego tan.
tas infinencias.-iQué irrisión de la suel te,
—Es preciso que le vea y le hable,
pensó, conseguiré en el acto acercarme a
él v hablarle sin testigos.
Pudo aprovechar un tren raprlo que
iba á Irúii, para volver á Burgosi á me
dio día. Antes que le abrieian la celda, del
,. e o el coronel había meditado no solo
las 'palabras que había de dirigirle,
preparado por decirlo asi todo el c
go, esforzándose en proveer, segue as
tuaciones conocidas, las P^J 1 *- a _
Santiago y oponerle argumentos P
sivos, sin exponerse no obs ai te á d -
brirse y revelar al joven elsectet
debía ignorar siempre, sobre todo
sentía en vivir. • u na fiso-
Se compuso para la enti evis^^ pala
nomia benévola, y s P c ompasi-
bra denuncio sus intenciones V
vas.