Full text: 2.1898,1.Mai=Nr. 42 (1898000242)

Í22 
VIDA MONTEVIDEANA 
en especial el del indio, no se admirará de 
esta resistencia, de este aguante incompa 
rable. 
El último en rendirse, yendo delante de 
todos, ese gana la carrera, y con ella la no 
via el afortunado que le rige. Y la gana tam 
bién el que, antes de aplastarse los parejeros 
se adelanta á los otros corredores tres cuer 
pos de caballo. 
El corredor victorioso acude ufano al pa 
lacio de la disputada Dulcinea, quien com 
placida, sale á recibiíle, después de haberle 
estado esperando con impaciencia largas 
horas, palpitante de gozo y de orgullo. 
Finalmente los padres ó parientes de la 
novia entréganla al vencedor con las forma 
lidades que para casos tales tienen por cos 
tumbre. El favorecido hace sendos regalos á 
los miembros de la familia de la desposada: 
á este un caballo, á aquél una lanza, á otro 
una vincha, un poncho, cualquier objeto que 
le sea apropiado Ò de estima. 
Por los úLtimos años del señorío de los in 
dios en la Pampa, establecióse como ley del 
desafío, en junta de caciques, que la prome 
tida joven no recibiese al ganador hasta que 
desde el comienzo de la carrera no hubiesen 
transcurrido doce horas justas, que es el 
tiempo que se calcula puede durar á lo su 
mo. Adoptóse esta providenc a, porque ocu 
rrió tal cual vez que aspirantes que habían 
quedado rezagados en la carrera, tuviéronla 
desfachatéz (perdonable por su objeto), de 
presentarse en la casa de la novia, diciéndo 
se vencedores. 
Por lo visto, las jovenes pampas, en eso de 
dar su mano, no tienen, como suele decirse, 
escrúpulos de monja. Es verdad que tam 
bién de las nuestras dijo un mal intenciona 
do poeta (D. Manuel del Palacio): 
Una mujer y úna libre 
apostaron a correr; 
y como el premio era uu hombre 
se loganó la mujer. 
Daniel GRANADA. 
Montevideo, Abril 3O de 1898. 
LA CIENCIA Y EL ARTE 
I 
II 
La ciencia es la palanca poderosa 
Que mueve el mecanismo del progreso, 
Es la fuerza motriz que al mundo impulsa 
A sorprenderlo á Dios en sus secretos. 
Es el foco de luz que nos alumbra 
Las obscuras cavernas del cerebro, 
Cuando en revuelta confusión se agita 
Buscando la verdad el pensamiento. 
La ciencia es el sistema de Esculapio 
Que en una tioj una flor, en un insecto, 
Encuentra el gran problema de la vida 
En tósigos mortíferos envuelto. 
E; el gran telescopio del astrónomo 
Con que descubre en el espacio inmenso 
Los astros que á millares se amontonan 
Y cuyo sorprendente movimiento 
Nos señala minuto por minuto 
Por la fría razón de su instrumento. 
Es la imantada aguja del marino, 
Es la sonda y el pico del minero 
Can que el globo terráqueo despedaza 
Buscando los tesoros de su seno. 
Es el rayo que Franlçliu encadena 
Con débil barra de platina y hierro; 
La faerZa del vapor rompiendo osada 
Las impetuosas olas del.Océano. 
E> el alambre eléctrico que lleva 
Desde un mundo hasta el otro pensamiento 
Uniendo con la América la Europa' 
a! suave impulso que je imprime un dedo. 
La ciencia es la diadema de los sabios 
Que arranca los secretos del Eterno, 
Es el fuco de luz que nos alumbra 
Las obscuras cavernas del cerebro 
Cuando en íevuelta confusión se agita 
Buscándola verdad el pensamiento. 
III 
¿Y el arte, cuyo hermoso panorama 
Del. gian cuadro de Dios es el bosquejo, 
No tiene cual la ciencia sus encantos, 
Y el eco arrobador del sentimiento? 
Cuando á la voz del Dios omnipotente 
Surgió la tierra de las densas brumas, 
El suave soplo del primer ambiente, 
Y el mar con sus levísimas espumas; 
Cuando dióle á la tierra lozanía, 
Aves y bestias de estructuras bellas, 
Cuando hizo arder el luminar del dia 
Y esparció por el cielo las estrellas; 
Entonces, Dios, con su saber profundo, 
Aún haré, dijo, lo que más asombre, 
Y á imagen de él, para Señor del mundo 
Hizo brotar la majestad del hombre. 
A el hombre íué de la creación entera 
Su más sublime, su primer portento, 
Cuando le dió por colosal lumbrera 
Una alma, una razón, y un pensamiento. 
Conjunto hermoso que asombrado hechiza, 
En' donde el arte y el saber se encierra 
Digna creación del Dios que fertiliza 
Regando con sus lagrimaba tierra! 
lisa es la ciencia, espejó de grandeza, 
El arte, que nació del crárrto humano, 
Esa es la luz que vierto la cabeza, 
Es;i es la gloriadle alcalizó la mano. 
* 
Rásgame, oh ciencia, tus espesos maíllos, 
Arte, descubre tus secretos bellos; 
Voy á cantar su gloria y tus encantos; 
¡Dadme.de Dios los mágicos destellos! 
El arté, es el ideal de la hermosura, 
Es la sublime ráfaga del genio 
Que imita es sus gigantes harmonías 
La harmonia colosal del Universo. 
El arte es el poema de la histeria i 
Escrito sobre páginas de acero, 
Es el buril que graba y eterniza 
De la humana grandeza los destcllos.f 
El arte es una gota de rocío 
lie imprime en una flor su bf 
Reproducida por esmaltes de oro 
U 
Que imprime en una flor su blando b'e^o 
A 
Y blanca perla aprisionada en ellos. , X 
El arte es el pincel que reproduce À 
Csanto hay de grande, de sublime y bello, 
Robándole su encanto ala natura 
Y arrebatando su belleza al ciclo. 
Es de David el arpa quejumbrosa 
Sanando e‘n los confines dei desierto, 
Y el mágico vioffn de Paganini 
Embelesando el alma con su acento. 
El arte son las cúpulas gigantes 
Que atrevido levanta el arquitecto, 
Señalando á su paso las edades 
Con cifras de sob.ifios monumentos. 
Ls el soplo inmortal que el estatuario 
Imprime al mármol con cincel de fuego 
Eteifúzando la envidiable gloria, 
La el inunda invisible del recuerdo. 
El arte es el ideal de la hermosura, 
Es la sublime ráfaga del génio 
Que imita en sus gigantes harmonías 
La harmonía colosal del Universo. 
IV 
Cienciasy artes! porvenir def mundo, 
•A-plración eterna dél talento, 
Sólo son poderosas las Naciones 
Cuando las rije vuestro vasta imperio. 
Y es que teneis por hálito la gloria, 
Las guirnaldas del genio por trofeo, 
Los primeros talleres la; escuelas 
Y por templo inmortal el. Universo. 
Alcides DE MARÍA. 
Montevideo, Abril 30 de 1858. 
EL ÚLTIMO ESCÁNDALO 
lie vuelto á leer la crónica otra vez; la he 
subrayado, la he meditado, y siempre he 
dado la vuelta á una conclusión lógica, es 
trecha, de hierro: que nuestra actual socie 
dad excluye el sentimiento por inútil; esto 
es, porque no produce oro, mucho oro. 
Es esta la crónica, que corto de un diario 
de Buencs Aires, entie la narración espeluz- 
n nte del ú’limo robo y un bombo á cierto 
aperitivo que lo cura todo, desde los callos 
hasta la c ilvieie: 
«Un joven médico del Hospital Rawson 
acaba de ser sorprendido en interesante é 
intimo coloqiro con una hermana de Cari 
dad. El medico ha sido destituido y la her 
mana fue enviada á un convento de Cór 
doba.» 
No dice más. Así, concisa, como un edicto 
poliu i ul, la crónica; ni una linca más. ante 
aquel drama emocionante, capaz él por sí 
solo de levantar de aplausos toda la platea 
de un teatro inteligente, capaz de inspirar 
el cuadro más sublime de un artista del co 
lor; capaz de ser el motivo más nuevo, más 
sugestivo, más bello, que nunca ha tratado el 
alma melódica del génio, Verdi. 
¿Creeríais á un amor de la carne, á una 
pasión del instinto de la bestia en celo, y no 
el amor de dos séres inteligentes, nobles, 
preparados por el dolor diario que combaten 
y no al amor que enaltece los corazones á 
despecho cid rigor castrense del dogma y 
del mandato autocrático del deber?... 
El que.se crea capaz de acusar á aquel mé- 
dlco y á aquella hermana, si es que se siente 
fuerte en ocasión igual, en ambiente igual, 
bajo la impresión diaria del afecto por los 
que sufren, déla piedad por los que mueren, 
del placer por los que saludan de nuevo la 
aurora de una vida renovada por ios cuida 
dos de la Caridad y por los adelantos de la 
Ciencia, el que no se siente capaz de amar 
asi, con tal potencia de afecto, de hacer que 
se o’vide.el deber cientifico y el juramento 
de la castidad forzada, que le arroje la pri 
mera piedra! 
I Pero,, no! Le arrojaremos todos la prime 
ra flor; aquella que ha abierto mis lozana 
eael rincón alegre de nuestros jardines. Le 
arrojaremos el p:iner ramo de Coletas que 
nos han traído las brisas frescas de este Oto 
ño luminoso, dorado por las tardes esplén 
didas en que los últimos rayos del sol ponen 
nimbos de luz en las frentes de las bellas. 
Yo no condeno á los amantes. Yo protesto 
contra un Regí miento que destituye á un 
médico por el delito de amar y con ja un 
dogma que enclaustra á una hermana de la 
Caridad por el mismo detil t y la condena á 
morir tísica, de anhelos, sedienta de gozar 
esa vida cuya puerta le han entreabierto las 
frases de cariño del jóveu apóstol de la sa 
lud. Yo protesto!
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.