Full text: 1.1897,12.Dez.=Nr. 24 (1897000124)

VIDA MONTEVIDEANA 
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DE FAMBON A -É| 
¡ellamente impreso, profunda- 
ç mente sentido como verdadera 
I expresión del arte, y fiermosa- 
Jj 1116111 ® escrito, como sensación 
feáSsSSÍd® un poeta que á otro poeta 
se leíiere, he recibido desde Venezuela el 
estudio, que de Alfredo de Musset hace Ru 
fino Blanco F’ambona, joven escritor de 
aquellas lejanas tierras. 
Es un ramillete de flores nuevas, de lirios 
azules, cubiertos de rocío, colocado con 
fervor de,verdadero creyente sobre la tum 
ba del aut’or de Lucía. 
Tienen esas páginas ¡a melancolía del rayo 
de luna, que cae en la noche' serena como 
una-mirada del cielo sobre aquel rincón 
bendecido del cementerio del «Padre La- 
chaisse», donde duerme bajo la sombra de 
un sauce soñado, aquel á quien llamó La 
martine: ruiseñor embriagado de lu- x y de 
melodía. 
De esas páginas preciosas apunto algunos 
fragmentos. 
Al hablar de la visita del poeta á la tumba 
de Musset: 
-Un poeta, sí lo es, no entra en París de 
cualquiermodo; entra como unvoluptuosoen 
la alcoba de una hermosura, movido de amor 
sensual, con el labio pronto á imprimirse 
hasta en las últimas moléculas de carne. 
Una de las memorias de París más caras 
al corazón ' es la de la primer visita al 
cementerio del .«Padre Lachaisse», un pálido 
medio día otoñal, la .atmósfera húmeda, el 
sol ceñido-el casco de plata, no el de oro. 
Iba á cumplir un rito romántico: á meditar 
sobre la túmbatele un poeta, sobre la tum 
ba de Musset.—. 
Al refenrséá sus Simpatias poéticas en 
Francia, las condensa en esta trinidad: — 
—Del país de. Francia, amo por sobre los 
demás, á tres poetas, los tres desemejantes, 
antagónicos,casi. Tendencias modos de sen 
tir, modos de expresar el Arte, todo pone 
buen espacio entre ellos. Estos poetas sé 
llaman Víctor I lugo, Alfredo de Musset y 
Carlos Baudelaire. 
mármol, enflaquecido, pálido, melancólico; 
los ojos allá dentro, en los laberintos del 
ensueño; la frente, campo de batalla de las 
ideas, abultada, combada, al empuje de 
pensamientos que se entrechocan para salir; 
el pecho, desnudo, un solo cardenal invi 
sible de amores desgraciados. No -es este 
aquel otro busto, del poeta: la barba, flori 
da; el traje, de gala; obra del escultor David; 
busto feliz que desde una columna ve, con 
ojos enamorados, una Jorge Sand, de már 
mol, radiante de talento y de juventud, es 
perándolo en el fondo de un pasillo, en la 
Comedia Francesa.... 
Montevideo, Diciembre 11 de 1897. 
WERTHER. 
LA SALVACIÓN DE UN PUEBLO 
Mugo, Musset y Baudelaire constituyen 
una trimurti extraña y. gloriosa, Si cupiera 
el expresar con colores la sensación que uno 
tiene de los poetas, diría que Víctor Hugo 
es rojo como una rosa encendida, como, una 
purpura ardiente, como unos lábios de vir 
gen, como ¡a sangre, como el vino, como el 
ocaso; Musset azul, azul como el cielo, 
azul como un mar de ácuarela, azul como 
Jas aguas del Tirreno, azul tornasolado co 
mo una mariposa; Baudelaire, verde como 
una gota de ajenjo, verde como el ojo del 
tigre; verde cambiante como el verde de 
una ola, como, el de una yerba de la um 
bría, lecho y pasto de béstias montaraces.— 
Refiriéndose al busto marmóreo que se 
levanta en el sepulcro del creador de Rolla:— 
—Hay un busto del poetar-un Musset de 
Al ver Dios que los habitantes de Taras 
cón estaban cada día mas corrompidos, rene 
gaban de su santo nombre y se empeñaban 
en trabajar los días domingos y fiestas de 
guardar, acabó por perder la paciencia. 
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo-un 
solo Dios y tres personas distintas—celebra 
ron Consejo para decidir si había ó no nece 
sidad de imponer un terrible castigo á 
I arascón, promoviendo una inundación es 
pantosa. 
La avenida del Ródano era ya imponente 
Y en los diques y en los muelles, los habi 
tantes de Tarascón, pálidos y temblorosos, 
contemplaban el desastre.. , 
Santa Marta, amiga de Dios y déla ciudad, 
arrodillada á los piés de la divina Trinidad’ 
lloraba como una Magdalena y solicitaba 
piedad para los tarasconenses, por más que 
fueran dignos-del castigo que iban á sufrir. 
Dios se mostraba inexorable. 
\ el Ródano seguía creciendo., 
De pronto dejó de existir un habitante de 
1 arascón, famoso cazador, el cual se pre 
sentó á las puertas del cielo. 
San Pedro, sorprendido al ver que desea 
ba entrar, desconfió del recién llegado y 
^quiso examinar los papeles del cazador. 
Después de haberlos leído, no se atrevió 
á acertar la responsabilidad de abrirle la 
puerta y lo dejó en el corredor, porque sin 
hablar de los huertos de higos y de uvas, 
nuestro hombre, para salir de caza muy tem- 
piano, dejaba de oír misa los domingos. 
Además, en algunas ocasiones se dió el caso 
de que, por temor de'que se le pudrieran las 
peí dices, se las había comido con su familia, 
sin observar la vigilia de los viernes. 
Asi, pues, dijo-jSan Pedro al cazador: 
—Siéntate ahí y^espérate. Volveré en se 
guida con la contestación. 
V San Pedro lué á dar cuenta á Dios de 
lo que ocurría. 
—Ese hombre ha sido esto, lo otro y lo de 
más allá—dijo el celestial portero, ampliando 
de un modo excesivo su discurso. 
—No hables más, Pedro—exclamó Dios— 
porque tengo otras cosas más importantes 
en que ocuparme. Tu cazador, antes de 
morir, hizo un buen acto de c.ontricción y 
meiece ser perdonado. Hazle entrar y no 
se hable mas del asunto. 
L1 Ródano en tanto, crecía, y crecía de 
un modo extraordinario, procediendo de 
muy lejos la avenida. 
Y Santa Marta continuaba orando en el 
cielo, postrada de hinojos. 
Y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, 
que nunca tienen prisa cuando se trata de 
de castigar, seguían reunidos en Consejo. 
¡Padre decía el Hijo—perdónalos! Los 
moradores de Tarascón no son tan malos 
como suponen los habitantes de las pobla 
ciones cercanas. Quiero salvarlos á toda 
costa, Padre mío, y por su salvación, es 
preciso que baje á la tierra, uno de nosotros. 
¡Bajar á la tierra! Al oir estas palabras, 
la Virgen María se puso pálida y sintió 
que sus piernas flaqueaban. 
Y como creyó ver de nuevo á su amado 
Hijo pendiente de la cruz é inundado de 
sangre, se ocultó el rostro entre sus manos. 
Movido á compasión el Espíritu Santo, 
que conservaba su forma de paloma, batió 
sus alas y dijo á la Virgen, á la heroica 
mártir de los siete dolores: 
-Tranquilízate, María. Tu llanto de 
Magdalena me parte el corazón. Tranquilí- 
zate, y ya veremos de arreglar esto del me 
jor modo posible. Vos, venerable Padre 
Eterno, sois ya demasiado viejo para bajar 
la tierra, y tú Hijo de Dios, has esládo ya 
en ella, y en tu Pasión bebiste hasta las 
heces el cáliz de amargura. Yo bajaré al .. 
planeta. Yo tengo alas y salvaré á Tarascón. 
La virgen María suspiró de contento. 
Santa Marta comenzó á concebir una es 
peranza. 
El Padre Eterno estaba pensativo. 
¿Y el Ródano? 
La avenida del Ródano no disminuía; 
pero tampoco aumentaba. 
El Espíritu Santo iba á tender sus alas, 
deseoso de partir inmediatamente, cuando el 
cazador de Tarascón, que al pasar por allí 
se había enterado de todo, exclamó: 
¡Hermosa y celestial paloma, no vayáis, 
por Dios, á Tarascón! Todos mis paisanos 
son cazadores, y al ver la blancura de vues 
tras alas, dispararán contra vos en todas di 
recciones... ¡Pif! ¡paf! ¡puf! ¡pam! ¡pam! 
¡pátapam!... 0« juro que no llegarías sin 
detrimento á Tarascón. Ya me parece que 
estoy viendo volar vuestras blancas plumas 
por el aire. ¡No bajéis, Señor, á la tierra] 
¡Líbreos Dios de realizar semejante proyecto! 
Al oír el consejo del cazador, tuvo Dios la 
bondad de sonreírse. 
Y como la sonrisa de Dios es la bendición 
de la tierra, acto continuo comenzaron á 
decrecer lentamente las aguas del Ródano y 
Santa Marta respiró. 
A 1 arascón se salvó de la terrible catás 
trofe que le amenazaba. 
Y desde entonces los tarasconenses son 
verdaderos modelos de virtud y de honra 
dez. 
José ROUMAN1LLE. 
Diciembre de 1897. 
Establecimiento grafico á vapor. Convención 82
	        
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