VIDA MONTEVIDEANA
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de fambona -D
Bt EL LA.MENTE impreso, profunda-
I mente sentido como verdadera
jt expresión del arte, y hermosa
■ ümente escrito, como sensación
Irlo ... .
a otro poeta
^Éiil¡¡N e u n. poeta que
r ^ uuu JJUCicl
se refiere, he recibido desde Venezuela £el
estudio, que de Alfredo de'Musset hace Ru
fino Blanco Fambona, joven escritor de
aquellas lejanas tierras.
Es un ramillete de flores nuevas, de lirios
.-azules, cubiertos de rocío, colocado con
fervor de,verdadero creyente sobre la tum
ba del autor de Lucía.
Tienen esas páginas la melancolía del rayo
de luna, que cae en la noche serena como
una 'mirada del cielo sobre aquel rincón
bendecido del cementerio del «Padre La-
chaisse»; donde duerme bajo la sombra de
un sauce soñado, aquel á quien llamó La
martine: ruiseñor embriagado de luí y de
melodía.
r De esas páginas preciosas apunto algunos
fragmentos.
Al hablar de la visita del poeta á la tumba
de Musset:
-Un poeta, sí lo es, no entra en París de
cualquiermodo; entra como un voluptuoso en
la alcoba de una hermosura, movido de amor
sensual, con el labio pronto á imprimirse
hasta en las últimas moléculas de carne.
Una de las memorias de París más caras
al corazón, es la de la primer visita al
cementerio del «Padre Lachaisse», un pálido
medio día otoñal, la,atmósfera húmeda, el
sol ceñido-el casco de plata, noel de oro.
Iba a cumplir un rito romántico: á meditar
sobre la tumba cie un poeta, sobre la tum
ba de Musset.—.
■Al referirse á sus Simpatías, poéticas en
hrancia, las condensa en esta trinidad:
mármol, enflaquecido, pálido, melancólico;
los ojos'allá dentro, en los laberintos del
ensueño; la frente, campo de batalla de las
ideas, abultada, combada, al empuje de
pensamientos que se entrechocan para salir;
el pecho, desnudo, un solo cardenal invi
sible de amores desgraciados. No -es este
aquel otro busto del poeta: la barba, flori
da; el traje,de gala; obra del escultor David;
busto feliz que desde una columna ve, con
ojos enamorados, una Jorge Sand, de már
mol, radiante de talento y de juventud, es
perándolo en el fondo de un pasillo, en la
Comedia Francesa....
Montevideo, Diciembre 11 de 1897.
WERTHER.
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ü-miuii i i,i n
LA SALVACIÓN DE UN PUEBLO
Al ver Dios que los habitantes de Taras
cón estaban cada día mas corrompidos, rene
gaban de su santo nombre y se empeñaban
en trabajar los días domingos y fiestas de
guardar, acabó por perder la paciencia.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo-un
solo Dios y tres personas distintas-celebra-
ron Consejo para decidir si había ó no nece
sidad de imponer un terrible castigo á
I arascón, promoviendo una inundación es
pantosa.
La avenida del Ródano era ya imponente.
Y en los diques y en los muelles, los habi
tantes de Tarascón, pálidos y temblorosos,
contemplaban el desastre.
Santa Marta, amiga de Dios y déla ciudad,,
arrodillada á los pies de la divina Trinidad’
lloraba como una Magdalena y solicitaba
piedad para los tarasconenses, por más que
fueran dignos del castigo que iban á sufrir.
Dios se mostraba inexorable.
h el Ródano seguía creciendo.
De pronto dejó de existir un habitante de
1 arascón, famoso cazad
CLASSIC
*
i#
te
meiece ser perdonado. Hazle entrar y no
se hable mas del asunto.
El Ródano en tanto, crecía, y crecía de
un modo extraordinario, procediendo de
muy lejos la avenida.
Y Santa Marta continuaba orando en el
cielo, postrada de hinojos.
Y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
que nunca tienen prisa cuando se trata de
de castigar, seguían reunidos en Consejo, j
¡Padre decía el Hijo—perdónalos! Los
moradores de Tarascón no son tan malos
como suponen los habitantes de las pobla
ciones cercanas. Quiero salvarlos á toda
costa, Padre mío, y por su salvación, es
preciso que baje á la tierra uno de nosotros.
¡Bajar á la tierra! Al oir estas palabras,
la Virgen María se puso pálida y sintió
que sus piernas flaqueaban.
Y como creyó ver de nuevo á su amado
Hijo pendiente de la cruz é inundado de
sangre, se ocultó el rostro entre sus manos.
Movido á compasión el Espíritu Santo,
que conservaba su forma de paloma, batió
sus alas y dijo á la Virgen, á la heroica
mártir de los siete dolores:
-Tranquilízate, María. Tu llanto de
Magdalena me parte el corazón. Tranquilí-
zate, y ya veremos de arreglar esto del me
jor modo posible. Vos, venerable Padre
Eterno, sois ya demasiado viejo para bajar
la tierra, y tú Hijo de Dios, has eslado ya
en ella, y en tu Pasión bebiste hasta las
heces-el cáliz de amargura. Yo bajaré al,»,
planeta, ño tengo alas y salvaré á Tarascón.
La virgen María suspiró de contento.
Santa Marta comenzó á concebir una es
peranza.
El Padre Eterno estaba pensativo.
cY el Ródano?
La avenida del Ródano no disminuía;
pero tampoco aumentaba.
El Espíritu Santo iba á tender sus alas,
deseoso de partir inmediatamente, cuando el
cazador de Tarascón, que al pasar por allí
había enterado de todo, exclamó:
—¡Hermosa y celestial paloma, no vayáis,
-r Dios, á I arascón! Todos mis paisanos
n cazadores, y al ver la blancura de vues-
•s alas, dispararán contra vos en todas di-
jccioriés— ¡Pif! ¡paf! ¡puf! ¡pam! ¡pam!
tapam!... O juro que no llegarías sin
[trimento á Tarascón. Ya me parece que
oy viendo volar vuestras blancas plumas
F el aire. ¡No bajéis, Señor, á la tierra;
breos Dios de realizar semejanteproyecto!
pl oir el consejo del cazador, tuvo Dios la
dad de sonreírse.
como la sonrisa de Dios es la bendición
la tierra, acto continuo comenzaron á
reçer lentamente las aguas del Ródano y
la Marta respiró.
Tarascón sé salvó de la terrible catás-
e que le amenazaba,
desde entonces los tarasconenses son
daderos modelos de virtud y de honra-
JosÉ ROUMAN1LLE.
Diciembre de 1897.
blecimiento grafico á vapor. Convención 82