Año 1
Montevideo, 3uüo 15 de 1915
Núm. 2
■h
i
Directora: MARGARITA DE LA SIEFRA
Administradora: ELENA VICTORICA ALVAREZ
--A
REVISTA FEMENiNA
APARECE LOS CÍAS 1 V 15 DE CADA MES
Dirección y Administración: SORIANO, II22
Teléfono: «LA URUGUAYA», N.o 2429 (Central)
vr~
PRECIOS DE SUSGRICION
Capital: mensual $ 0.30
Departamentos y Exterior:
Mensual
Trimestre
Semestre
$ 0.40
» 1.10
» 2.00
UNA TENDENCIA
SNCONVENIEI
T
a es sin duda, la que, con prescindencia de
exigidos elementos de orientación, nos lleva
a dotar a nuestros hijos de títulos universitarios.
Sus efectos están de manifiesto en no pocos de
los titulados, el hogar, la sociedad y el pais.
Ella hace que jóvenes que acaso podrían esca
lar con éxito la ciencia del derecho, estudien para
médicos; que otros, que talvez prosperarían en
la medicina se dediquen a la abogacía, y que
terceros sin materia prima ni disposición natural
para remontar corrientes intelectuales, vayan en
pos de diplomas de ingenieros, agrimensores, es
cribanos, etc. Conclusión: después de una brega
angustiosa y por lo general desfibradora, llegan
fi n ! simples mediocridades, condenadas a deba
tirse en el vacío.
En nuestros tiempos la clientela, cada día más
difícil de agrupar y mantener, por efecto de la
competencia, no se atrae a mérito sólo del título.
Para que trabaje con rendimientos estimuladores
un abogado, un médico, un ingeniero o lo que
fuere, es indispensable que sobresalga por la no
toriedad de sus aptitudes, o tenga a su favor un
caudal de relaciones personales y sociales que
lo utilice y recomiende. De ahí que sean muchos
los diplomados que, a semejanza de los pescado
res de caña en las horas de fuertes mareas, que
regresan a sus hogares sin una mojarra en el
anzuelo, cierren sus estudios, consultorios y es
cribanías, sin haber visto la sombra de un cliente
desde la aurora al ocaso.
Infinidad de hogares, por su parte, sacrifican
necesidades reales y fuentes de ahorro promisor.
Sin las erogaciones que suponen los títulos uni
versitarios, vivirían con desahogo y asegurarían
su tranquilidad en el porvenir.
La sociedad sufre a su vez. El exceso de di
plomados sin clientela, desarrolla y favorece el
mercantilismo profesional. El instinto de conser
vación propia es demasiado poderoso.
El país, pierde, así mismo, porque mientras que
por un lado soporta el peso de fuerzas consumi
doras, improductivas para la economia pública,
cuando no también conjuradas contra la moral y
las buenas costumbres, por el otro se priva de
agricultores, mecánicos, herreros, etc., o sea de
positivos elementos de labor y riqueza. Es seguro
que la mayoría de los condenados al fracaso en
las zonas del intelectualismo, serían triunfadores
en la de la siembra del trigo o en el taller del
industrial.
Digamos ahora que cabe a la mujer mucha
responsabilidad en lo que sucede. Sencillas espo
sas de nobles trabajadores que se ganan el
pan con el músculo, revélanse contra la idea de
que sus hijos hagan lo mismo. Damas favoreci
das por la fortuna, no conciben a los suyos de
dicados a la industria o el comercio. El título
universitario es indispensable!
Llamémonos por un instante al recogimiento
y la reflexión. Prescindamos por un instante de
vanalidades, y consultemos a conciencia la voz
de nuestro deber. En no pocos casos nos dirá
que, con la mejor buena fé, estamos conspirando
contra nuestros hijos, nuestros hogares, la socie
dad y el país.
üif.S doetor Juan Zorrilla de, San Martín
Inujysticias
(Para PÀGINR BLftNC«)
S se hombre considera un mérito suyo la her
mosura del caballo, muy hermoso, efectiva
mente, en que va montado. El caballo no piensa
lo mismo con relación al ginete; pero es porque
el caballo no piensa en nada; que si pensara...
¿ Pero, no valdría más, en este caso, no pensar
nada, como el caballo, que pensar tontamente
como el caballero?
Obsérvese, sin embargo, con cuánta solicitud
saludan las gentes y reverencian al segundo, al
caballero. Y es a causa del primero, a causa de
Berlín
SÜ:
Ku\WͰY
etf'sch