Año 1
Montevideo, Noviembre 1." de 1915
Núm. 9
m
Directora: MARGARITA DE LA SIERRA
Administradora: ELENA VIGÍORICA ALVAREZ
REVISTA FEMEN'NA
APARECE LOS DÍAS 1 V 15 DE CADA MES
Dirección y Administración: S0R1AN0,1122
Teléfono: «LA URUGUAYA». N.o 2429 (Central)
PRECIOS DE SUSCRIGIÓN
Capital: mensual $ 0.30
Departamentos y Exterior:
Mensual
Trimestre
Semestre
$ 0.40
» 1.10
» 2.01)
Un eriontn sin nombre
fi l eliberadamente no nos hemos ocupado nunca
de la gran tragedia que tiene por teatro las
Principales naciones europeas. Solo hemos dedi-
cado lineas a incidencias de ella, relacionadas con
la actuación piadosa de la mujer y la suerte de
tos niños. Por diversas razones nos parece que
es esa la actitud que corresponde a publicacio
nes de la índole y finalidad de la nuestra.
Sin quebrantar tal norma de conducta, dejamos
hoy constancia del sentimiento de enérgica y abso-
tota reprobación que nos inspira el inhumano sa
crificio de Miss Edith Cavell, en Bélgica, por los
tribunales marciales de Alemania que funcionan
en Bruselas.
Miss Edith Cavell, educacionista británica, vivía
desde años atras en Bélgica, consagrada al ma
gisterio. Cuando estalló el huracán y sembró de
1 ninas ciudades, pueblos y aldeas, dejó la escuela
i’ dedicóse a enfermera en los hospitales de heri
dos. Un día se le acusó de favorecer la evasión
de prisioneros franceses e ingleses. Llevada ante
to corte marcial, confesó que era cierto. Los re
presentantes diplomáticos de Estados Unidos del
Norte y España y numerosos elementos de sig
nificación social, iniciaron de inmediato activas
gestiones para conseguir que la pena resultase
atenuada. Se trataba de una mujer de antece
dentes honrosos y altas condiciones morales e
intelectuales. Lo que había hecho podía constituir
un delito para el brutal rigorismo de las leyes
militares, pero no lo era ni podía serlo para la
conciencia. Mujer sensible y patriota, solo la
movieron propósitos elevados: libertar a los suyos
del yugo enemigo y restituirlos a su pati ¡a y sus
Nuestros
no de los sentimientos más constantes, fii mes
U y universales y, a la vez más dignos poi su
sinceridad, de cuantos puede ostentar como ci e-
dencial de nobleza la humana especie es, sin duda
alguna, el de veneración a la memoria de los que
fueron.
hogares. Todo resultó inútil. La sentencia fue im
placable. Y Miss Cavell acaba de ser ajusticiada.
La noticia ha corrido con la celeridad del rayo
por el mundo, llenando de espanto y horror.
La guerra es de suyo bárbara e inhumana,
como lo es todo.crimen. Estéril pedirle m esperar
de ella otra cosa que sangre y escombros. Cierto.
Pero eso no cercena el derecho que nos asiste
a todos de erguirnos indignados y condenarla en
nombre de principios y sentimientos muy supe
riores a las pasiones y los intereses que arman
el brazo del guerrero. Y especialmente en el caso
que nos ocupa. . .
El ajusticiamiento de la noble educacionista,
abnegada, enfermera y resuelta patriota, extiema
ya los límites de la crueldad. Eso ya no es una
incidencia más o menos despiadada de la trage
dia Eso acusa un refinamiento de salvajismo sin
nombre, al que debe seguir el anatema universal,
en desagravio de la cultura humana, torpe y cíni
camente negada y escarnecida.
Exterminen al que ataca o se defiende con as
armas en la mano. Conviertan en ruinas las ciu
dades, los pueblos y las aldeas que son refugio
del enemigo o cierran el paso a la columna que
avanza. Devasten 1a. campiña que puede brindar
alimento al adversario. Hagan eso, y hagan más
si quieren en su tempestad de rabia y en sus
cálculos infernales. Pero, respeten la vida de la
débil mujer y del niño inocente, sobre todo cuando,
como en el caso de Miss Cavell, no cabe invocar
ni la sombra de un pretexto de necesidad y cabe
invocar en cambio, contra el inicuo atentado,
cuanto distingue al hombre de la fiera.
repasadlos
Donde quiera que las investigaciones se han
detenido ante un pedazo de tierra — al Norte, al
Sur, al Este, al Oeste —han encontrado sepul
turas denunciadoras de él. Las que profundiza! on
más hondo comprenden la época paleolítica. Pues
bien: los que entonces vivieron, levantaron rus-