PAGINA
BLANCA
285
1 cid. Su voz cálida y sonora, rica en giros, pe-
ne tra, conmueve y seduce con atracciones irre
sistibles. He aquí su bella improvisación, recons-
r uida a solicitud nuestra, y que fue entusiasta
mente ovacionada.
Señoras y señoritas :
c ^ e oir las elocuentes palabras de la seño-
c * e LllÍ8 >> poco seria lo que podia añadir a la
Sierr-i* ^ e ^°í’* os te jida en honor de Margarita de la
den' 1 m ° de8tia I a obsequiada ha querido que esta
f und°d traCÍÓn ® ea a PAGINA BLANCA, más que a su
j ac ora y directora; por eso, me limitaré a hablar
autora °l ,ra ' trata ndo de eliminar el nombre de la
c Uento ^ ,sto va a resultar algo difícil sin duda, pero
lian ° desde y a con la benevolencia de todas las que
iddo^ 111 ^ 0 P re8Uro8a8 a esta amable fiesta que tiene
j. , , 08 enca nto8 de la amistad y del compañerismo.
e u la 11 ? tor * a *l e PÁGINA BLANCA podría condensarse
y V ene t ' e ^ e ^ re ^ ra8e guerrero romano : « Llegué, vi
t an 1 *' Mu y pocas veces puede obtenerse un triunfo
B ec| C 'H 1M ^ et ° ^ especialmente tan rápido como el con
g Ua y ° P° r esta primera revista femenina en el Uru-
d e p* ta a l lor a, entre nosotros, los primeros pasos
íetne 1 mU¡er en periodismo se reducían a hojas
suave a8 ’ a P arecien do semanalmente, dando una nota
diaria ^ de Beada en medio de la aridez de la crónica
Prese* í*, BLANCA escaló más alturas y se nos
’Uente -° Inde P en< H ent e, lujosamente ataviada, nitida-
ri tl j "apresa, llevando a nuestros hogares un mate-
texto eCt ° de l ectur a y espléndidos grabados en el
Sil
q Ue a P ar ición fue saludada con todo el entusiasmo
* la das reCla y P l, ede decirse que junto a su cuna, las
cig n P r ®dijeron grandes días de triunfo para la re-
into,. llac * da que llegaba en momentos difíciles, de
Be 8 °- nia ^ 68tar financiero.
la ui- 00 * 110 86 ounipliò la profecia, bien lo demuestra
'Utero C * la fi° rec 'ente de la revista, cada vez más
gi 08 nte y niás prestigiosa. El capitulo de los elo-
de coL°í! r ' a exten der8e más aún, pero. . . mi calidad
expii • oradora asidua en ella, me impide ser más
P°c 0 L j lta 6n * as ponderaciones, y no deseo herir tatu
que . modestia de las muchas mujeres intelectuales
nioL atl brillo a las páginas de la revista y son el
PÁr°r rnat0 de e8ta íie8ta -
m ac j a ^ A BLANCA, ha triunfado pues, y está 11a-
ll C g a aun a mayores triunfos. Ya recorre la patria,
añ n ° hasta sus confines; mañana irá más lejos
tor a * mempre asi, porque su fundadora y direc-
Uuijgj, 08 ’ a Parte de su ilustración e inteligencia, una
el f¡ n P rev isora, fuerte y tenaz que sabe llegar hasta
p a ^ 81n vacilaciones ni desmayos.
BL ANcA ella ’ nue8tro sincero aplauso. Para PÁGINA
de ros ^ ^ nuestros mejores augurios de triunfos veni-
d e j a ’ fi Ue acrediten una vez más la intelectualidad
fi* a ndo 1U ^ er uru guaya, a quien podemos decir paro-
« „ ° * a frase de nuestro gran Artigas :
dno ean ^ a 8 Orientales tan ilustradas como bonda
is »,
fie reconocimiento
^-fiiperiosos deberes de gratitud, obligaban a
l ^fgarita de la Sierra a hacer también uso de
Palabra. Siquiera fuese para reflejar pálida-
nte la hondísima emoción que embargaba su
c m a. Y algo dijo. Más o menos lo que subsigue,
reconstruido en lo substancial a favor de la me
moria:
Señoras y señoritas :
Agradezco, profunda y sinceramente emocionada,
esta afectuosa demostración, ofrecida en términos
tan nobles, tan generosos, y tan inmerecidos en lo
que personalmente me conciernen.
Satisfecho este supremo deber, siquiera sea en for
ma inhábil e incolora, — séame permitido cumplir
otro, no menos imperativo a la conciencia ni menos
dulce al corazón.
PÁGINA BLANCA no es obra mía, ni obra indivi
dual de nadie. Es la rtsultante de aspiraciones y es
fuerzos hermanados de muchas de nosotras: de las
que estamos aquí, y otras —las más — que no están
aqui, pero que, fieles al culto que nos congrega, nos
acompañan en espíritu y en verdad, como dicen las
palabras luminosas del viejo texto.
Y es ese su mejor título. Y es también el que más
debe halagarnos a todas las que levantamos el cora
zón y el pensamiento por encima de las efímeras sa
tisfacciones del egoísmo y la vanidad, y agitamos por
algo más noble y perdurable ; por algo más digno de
nuestra tradición de mujeres abnegadas y fuertes en
la zona del sacrificio, de nuestro concepto claro y
definido de elementos de actuación propia y eficaz en
el organismo social, y de nuestra fe creciente en la
grandeza del porvenir. . .
Como energias integrantes de la comunidad, con
deberes concretos y exigibles responsabilidades, teñe
mos derecho a intervenir en la mejor solución de
muchos de los problemas de orden moral, intelectual
y económico que a diario plantean necesidades senti
das y legítimas aspiraciones. No somos extrañas a
ellos. Con frecuencia somos la parte más directa y
estrechamente vinculada. Acaso podría decir también
la más decisiva, porque no se concibe el hogar como
templo y como escuela, ni la sociedad mejorando y
perfeccionando su condición y sus medios, ni la hu
manidad en marcha triunfal háeia los grandes ideales
de paz, de amor, de estímulos fortalecedores, de com
pensaciones justicieras, sin la colaboración de la mu
jer. Y especialmente de la mujer instruida y culta.
Con razón se ha afirmado alguna vez, que la vida del
hombre gira en torno de la mujer, y es esta como el
sol de su sistema social.
Es notable el progreso alcanzado en las ciencias, en
las artes, en las industrias, en el comercio, en todas
las manifestaciones del pensamiento y la economia.
Pero estamos retardados en las fundamentales de ca
racter moral y afectivo. Aquí, alli, allá, álzanse voces
de odio y de venganza, clamores de injusticias, que
jas de desamparados. Las primeras no salen de cora
zones de mujeres. . . Es posible, es seguro que si nues
tra acción fuese más armónica, más de conjunto, más
solidaria, habría menos iras en las almas, menos lá
grimas en los ojos, y más sonrisas en los labios...
En la modesta esfera de sus actividades, PÁGINA
BLANCA va a esa alta finalidad. Aspira a que estre
chemos filas, a que nos agrupemos a la luz de propó
sitos comunes, como medio obligado de que tengamos
la representación y eficacia que debemos tener en
todas aquellas cuestiones cuya solución nos afecta e
interesa. . .
Esta hermosa demostración y los ecos auspiciosos
que nos llegan de nuestras hermanas de los departa
mentos, constituyen estímulos retempladores para
perseverar en la jornada. Yo los acepto conmovida,
como otras tantas flores del pródigo jardín del alma
de la mujer — flores espléndidas por su lozanía, sus
matices y sus perfumes, a la que todas tenemos dere
cho, porque todas las hemos cultivado con amor, con
fé y con perseverancia.