Full text: 1.1915,30.Nov.=Nr. 11 (1915000111)

PAGINA 
BLANCA 
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1 cid. Su voz cálida y sonora, rica en giros, pe- 
ne tra, conmueve y seduce con atracciones irre 
sistibles. He aquí su bella improvisación, recons- 
r uida a solicitud nuestra, y que fue entusiasta 
mente ovacionada. 
Señoras y señoritas : 
c ^ e oir las elocuentes palabras de la seño- 
c * e LllÍ8 >> poco seria lo que podia añadir a la 
Sierr-i* ^ e ^°í’* os te jida en honor de Margarita de la 
den' 1 m ° de8tia I a obsequiada ha querido que esta 
f und°d traCÍÓn ® ea a PAGINA BLANCA, más que a su 
j ac ora y directora; por eso, me limitaré a hablar 
autora °l ,ra ' trata ndo de eliminar el nombre de la 
c Uento ^ ,sto va a resultar algo difícil sin duda, pero 
lian ° desde y a con la benevolencia de todas las que 
iddo^ 111 ^ 0 P re8Uro8a8 a esta amable fiesta que tiene 
j. , , 08 enca nto8 de la amistad y del compañerismo. 
e u la 11 ? tor * a *l e PÁGINA BLANCA podría condensarse 
y V ene t ' e ^ e ^ re ^ ra8e guerrero romano : « Llegué, vi 
t an 1 *' Mu y pocas veces puede obtenerse un triunfo 
B ec| C 'H 1M ^ et ° ^ especialmente tan rápido como el con 
g Ua y ° P° r esta primera revista femenina en el Uru- 
d e p* ta a l lor a, entre nosotros, los primeros pasos 
íetne 1 mU¡er en periodismo se reducían a hojas 
suave a8 ’ a P arecien do semanalmente, dando una nota 
diaria ^ de Beada en medio de la aridez de la crónica 
Prese* í*, BLANCA escaló más alturas y se nos 
’Uente -° Inde P en< H ent e, lujosamente ataviada, nitida- 
ri tl j "apresa, llevando a nuestros hogares un mate- 
texto eCt ° de l ectur a y espléndidos grabados en el 
Sil 
q Ue a P ar ición fue saludada con todo el entusiasmo 
* la das reCla y P l, ede decirse que junto a su cuna, las 
cig n P r ®dijeron grandes días de triunfo para la re- 
into,. llac * da que llegaba en momentos difíciles, de 
Be 8 °- nia ^ 68tar financiero. 
la ui- 00 * 110 86 ounipliò la profecia, bien lo demuestra 
'Utero C * la fi° rec 'ente de la revista, cada vez más 
gi 08 nte y niás prestigiosa. El capitulo de los elo- 
de coL°í! r ' a exten der8e más aún, pero. . . mi calidad 
expii • oradora asidua en ella, me impide ser más 
P°c 0 L j lta 6n * as ponderaciones, y no deseo herir tatu 
que . modestia de las muchas mujeres intelectuales 
nioL atl brillo a las páginas de la revista y son el 
PÁr°r rnat0 de e8ta íie8ta - 
m ac j a ^ A BLANCA, ha triunfado pues, y está 11a- 
ll C g a aun a mayores triunfos. Ya recorre la patria, 
añ n ° hasta sus confines; mañana irá más lejos 
tor a * mempre asi, porque su fundadora y direc- 
Uuijgj, 08 ’ a Parte de su ilustración e inteligencia, una 
el f¡ n P rev isora, fuerte y tenaz que sabe llegar hasta 
p a ^ 81n vacilaciones ni desmayos. 
BL ANcA ella ’ nue8tro sincero aplauso. Para PÁGINA 
de ros ^ ^ nuestros mejores augurios de triunfos veni- 
d e j a ’ fi Ue acrediten una vez más la intelectualidad 
fi* a ndo 1U ^ er uru guaya, a quien podemos decir paro- 
« „ ° * a frase de nuestro gran Artigas : 
dno ean ^ a 8 Orientales tan ilustradas como bonda 
is », 
fie reconocimiento 
^-fiiperiosos deberes de gratitud, obligaban a 
l ^fgarita de la Sierra a hacer también uso de 
Palabra. Siquiera fuese para reflejar pálida- 
nte la hondísima emoción que embargaba su 
c m a. Y algo dijo. Más o menos lo que subsigue, 
reconstruido en lo substancial a favor de la me 
moria: 
Señoras y señoritas : 
Agradezco, profunda y sinceramente emocionada, 
esta afectuosa demostración, ofrecida en términos 
tan nobles, tan generosos, y tan inmerecidos en lo 
que personalmente me conciernen. 
Satisfecho este supremo deber, siquiera sea en for 
ma inhábil e incolora, — séame permitido cumplir 
otro, no menos imperativo a la conciencia ni menos 
dulce al corazón. 
PÁGINA BLANCA no es obra mía, ni obra indivi 
dual de nadie. Es la rtsultante de aspiraciones y es 
fuerzos hermanados de muchas de nosotras: de las 
que estamos aquí, y otras —las más — que no están 
aqui, pero que, fieles al culto que nos congrega, nos 
acompañan en espíritu y en verdad, como dicen las 
palabras luminosas del viejo texto. 
Y es ese su mejor título. Y es también el que más 
debe halagarnos a todas las que levantamos el cora 
zón y el pensamiento por encima de las efímeras sa 
tisfacciones del egoísmo y la vanidad, y agitamos por 
algo más noble y perdurable ; por algo más digno de 
nuestra tradición de mujeres abnegadas y fuertes en 
la zona del sacrificio, de nuestro concepto claro y 
definido de elementos de actuación propia y eficaz en 
el organismo social, y de nuestra fe creciente en la 
grandeza del porvenir. . . 
Como energias integrantes de la comunidad, con 
deberes concretos y exigibles responsabilidades, teñe 
mos derecho a intervenir en la mejor solución de 
muchos de los problemas de orden moral, intelectual 
y económico que a diario plantean necesidades senti 
das y legítimas aspiraciones. No somos extrañas a 
ellos. Con frecuencia somos la parte más directa y 
estrechamente vinculada. Acaso podría decir también 
la más decisiva, porque no se concibe el hogar como 
templo y como escuela, ni la sociedad mejorando y 
perfeccionando su condición y sus medios, ni la hu 
manidad en marcha triunfal háeia los grandes ideales 
de paz, de amor, de estímulos fortalecedores, de com 
pensaciones justicieras, sin la colaboración de la mu 
jer. Y especialmente de la mujer instruida y culta. 
Con razón se ha afirmado alguna vez, que la vida del 
hombre gira en torno de la mujer, y es esta como el 
sol de su sistema social. 
Es notable el progreso alcanzado en las ciencias, en 
las artes, en las industrias, en el comercio, en todas 
las manifestaciones del pensamiento y la economia. 
Pero estamos retardados en las fundamentales de ca 
racter moral y afectivo. Aquí, alli, allá, álzanse voces 
de odio y de venganza, clamores de injusticias, que 
jas de desamparados. Las primeras no salen de cora 
zones de mujeres. . . Es posible, es seguro que si nues 
tra acción fuese más armónica, más de conjunto, más 
solidaria, habría menos iras en las almas, menos lá 
grimas en los ojos, y más sonrisas en los labios... 
En la modesta esfera de sus actividades, PÁGINA 
BLANCA va a esa alta finalidad. Aspira a que estre 
chemos filas, a que nos agrupemos a la luz de propó 
sitos comunes, como medio obligado de que tengamos 
la representación y eficacia que debemos tener en 
todas aquellas cuestiones cuya solución nos afecta e 
interesa. . . 
Esta hermosa demostración y los ecos auspiciosos 
que nos llegan de nuestras hermanas de los departa 
mentos, constituyen estímulos retempladores para 
perseverar en la jornada. Yo los acepto conmovida, 
como otras tantas flores del pródigo jardín del alma 
de la mujer — flores espléndidas por su lozanía, sus 
matices y sus perfumes, a la que todas tenemos dere 
cho, porque todas las hemos cultivado con amor, con 
fé y con perseverancia.
	        
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