PAGINA BLANCA
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Í ¡formados de la misma carne y de la misma
sangre, igual amor e igual calor les dló la
v |da; nacieron unos en pos de otros y han ve-
m do a compartir un solo techo y un destino.
Amamantados con la misma leche, comieron
,Ue go unidos el pan que puso el padre entre sus
manos. En la noche, acostados los unos cerca de
Ios otros, prosiguieron en sueños, los juegos co
menzados en el día .... Se amaron y riñeron,
Pero no conservaron el rencor, ni se durmieron
Sln besarse en la boca con cariño. Lloraron la
mis ma pena y cantaron a unisón sus alegrías;
? ero --> al crecer, han olvidado esos bellos pasa
jes de sus vidas! ¿Qué fue de esa infancia feliz?
-Quedó diluida, aquella amistad sin maldad, sin
er, vidia y sin dobleces? Oh! deliciosas cabecitas
r ubias y morenas, qué buenas erais cuando aun
110 razonabais, cuando, por no saber pensar, nada
Pensabais!
El tiempo transcurrido mudó todo. Ya la ter-
Cartas a
Pocitos, Marzo de 1916.
Encantadora sobrina: Junto a las doradas are-
ñas de esta playa hospitalaria la palomita
Vla jera de tu carta, vino a buscarme, acariciadora
•*' nlectuosa. Vino a buscarme para apelotonarse
temosamente en el afelpado regazo de este co-
1 c *7ón de vieja tía, sobre el que los días y la vida
' a n dejado el surco imborrable de su paso.
* e l reflejo de esa felicidad que tu carta volcó
'-°mo una explosión de aromas en mi regazo in-
algentemente propicio iluminó de tan vagas y
a °t ables remembranzas el polvoriento jardín de
jns i ecuerdos, que, toda de rosa, mi alma se en”
Sun nalda para la fiesta de charlas sobre el Amon
e °n una sobrina predilecta,
j.. Estás prometida a un joven hombre, y la ine-
d e eclosión de estos primeros goces del Amor»
esc °ncierta y atemoriza tu almita de moder
l e a ’ cu ya complejidad han afinado y pulido las
nturas de complicadas psicologías, que consti-
en la base y la atracción de vuestra literatura
actual.
si ^ abosante de esa avidez por la felicidad, que
«*Pre fué la característica del ser humano en
p, °5. ^° s climas y a través de todas las épocas;
e Wrica de deseos que la vida realizará o dis-
jsará, llegas hasta esta viejecita a quien la al
^^ lr nid del afecto convierte en bruja para pedirle
\h^ Couse .Ͱ» e l secreto de hacerse amar.
muc h h ! fluerida mia! Los jóvenes siempre pedís
Secr eto de hacerse amar!
Se creto de hacerse amar en cinco o seis pa-
rmannos
( Para PA61NF1 BLPiNCR).
nura y la amistad no existen. Indulgencia y pei-
dón, ambos huyeron. El encono provoca disputas
y enojos en el hogar; ya no se aman como se
amaron antes e irritados se duermen en la noche
sin un beso... Turban la paz tranquila que reinó
en su infancia; se miran con desdén y... hasta se
evitan !
Las madres sufren este dolor, mudas de angus -
tia, y ni se atreven a aplacar las iras... Los pa
dres que trabajan y se afanan, ignoran esos odios
latentes de sus hijos ..
Eso, no será mas, así! Cuando me leais, doblad
vuestras cabezas rubias o morenas e id niñas
queridas llevando escrita en vuestras frentes
puras la palabra «perdón» que reconcilie, id
hácia vuestros hermanos, como pequeñas madres,
romped el hielo y haced que vuelva a lucir
aquella llama que no debió apagarse nunca en
vuestros pechos.
Elina Flores de Blixén.
labras milagrosas! No esperes ese milagro, ado
rable sobrina.
Acaso, no sabes tu que ya no hay milagros?
Conténtate con gustar la existencia del senti
miento y no marchites por la duda y el análisis,
la inmortal frescura de esas horas.
Déjalas resbalar a lo largo de tu vida como
un mágico regalo, y sobre todo no pieguntes por
qué, cómo, ni a qué vino.
El Amor huye de la curiosidad.
Esa ignorancia te dará, casi siempre el secreto
que tu pides.
Las mujeres de mi tiempo (puedo emplear es
ta expresión arcaica, puesto que 40 inviernos han
dejado su nieve sobre mis ensueños juveniles); las
mujeres de mi tiempo eran más profundamente
amadas que las de hoy, porque pedían menos y
daban más que vosotras. La vida sencilla y puia
del sentimiento hecho flor poi la pasión, no co
nocía esas alternativas de la fé, esas biuscas hui
das del ideal, esas vacilaciones de la voluntad
que afean el Amor de estos tiempos.
Nuestra felicidad de amar era una línea recta,
luminosa, impalpable es cierto, pero divina de
claridad como polvo de estrellas.
La vuestra ama las sinuosidades, las complica
ciones de giros inesperados y desconcertantes.
Ama la línea recta, querida.
Amala, porque el amar, no es más que el trozo
luminoso y rectilíneo de dos almas en el Infinito
de una Ilusión.
Siembra tu noviazgo de jalones adornados por
un gesto hermoso, por una palabia acaiitiadcia,