Fagina blanca
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Telegramas, interrogaciones de madres que
ignoran de sus hijos, prisioneros que imploran
noticias de sus familias, negociaciones para canje
de prisioneros, enfermos o inválidos, listas de
fallecidos en el cautiverio, todo el tumulto, en
fin, de inquietudes, necesidades, nostalgias, marti
rios, consecuencia del iracundo pelear en tantos
campos, entra en las embajadas españolas de los
países beligerantes, día tras día, noche tras no
che, desde ha poco de comenzar la guerra. Co
nociendo en todos, sus detalles la magna de
manda que llega de mil distintos sitios a la vez
a los embajadores, se comprende lo horrible
que es la guerra. Cada combate, cada desas
tre o victoria de uno y otros combatientes crea
millones de focos de dolor, y cada bala dispa
rada, cada granada, al explotar, esparce radia
ciones infinitas de sufrimiento por cada hombre
que abate. La herida de cada soldado duele en
muchos corazones a
la vez; cada tumba
enluta para siempre
padres y niños que ya
no han de volver a
besar a sus padres; y
siendo tan amarga la
certeza de que el
amado ya no existe,
lo es más aún la du
da, la incertidumbre
de las familias de
desaparecidos o de
los que, en cautive
rio, no pueden dar
noticias de su exis
tencia.
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Wells, el gran novelista, dice : « Estamos combatiendo con todo el poder
de la nación; si es necesario combatiremos años, afrontando infinitos
dolores y pobrezas, hasta alcanzar una costosa y amarga, pero decisiva
victoria.
Cheslerton, notable pensador, tiene por seguro que la vic
toria de Alemania llevaría consigo una tentativa de do
minio universal, en la cual el prusiano sería como siem
pre, tirano de Alemania, y el alemán tirano del mundo.
los primeros experi
mentos teníase de la
tracción canina. Esta
se adoptó después de
una serie ele pruebas
comparativas realiza
das con diversas sec
ciones de ametralla
doras, arrastradas
por perros y por ca
ballos.
Si la ametralladora
está montada sobre
una cureña ligera que
no tenga más de 80
centímetros de largo,
Tv
Zangwill, sociólogo, afirma que sin la asistencia de los
neutrales y los soccorros que prestan en el terreno de
la política y de la beneficencia, apenas si restaría un
oazis de civilización a la hora presente en Europa.
Desde 1911 el ejército belga utiliza los perros
para el arrastre de ametralladoras. La experien
cia ha confirmado la favorable opinión que desde
puede pasar por cual
quier sendero y reco
rre cualquier terreno.
Dada la poca altura de
los perros, las secciones
de ametralladoras re
sultan casi invisibles.
Los perros, además, son
muy dóciles y resisten
bien las marchas y las
fatigas de la campaña-
Un perro que pese 50
kilogramos puede
arrastrar perfectamen
te, sobre un buen ca
mino, un peso de 400
kilogramos.
r-Quién se hubiera ima
ginado hace años que
una materia tan inofen
siva como el algodón podría constituir algún
día un elemento formidable de guerra? No
obstante, la actual campaña europea, que ha
m
Ward, novelista, está persuadida de
que el tiempo y los hechos darán
la victetia a los aliados; a medida
que eí tiempo pass, estos serán
mita tuertes y Alemania y sus
aliados más débiles hasta el
desenlace.