Full text: 2.1916,1.Jul.=Nr. 23 (1916000223)

Fagina blanca 
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Telegramas, interrogaciones de madres que 
ignoran de sus hijos, prisioneros que imploran 
noticias de sus familias, negociaciones para canje 
de prisioneros, enfermos o inválidos, listas de 
fallecidos en el cautiverio, todo el tumulto, en 
fin, de inquietudes, necesidades, nostalgias, marti 
rios, consecuencia del iracundo pelear en tantos 
campos, entra en las embajadas españolas de los 
países beligerantes, día tras día, noche tras no 
che, desde ha poco de comenzar la guerra. Co 
nociendo en todos, sus detalles la magna de 
manda que llega de mil distintos sitios a la vez 
a los embajadores, se comprende lo horrible 
que es la guerra. Cada combate, cada desas 
tre o victoria de uno y otros combatientes crea 
millones de focos de dolor, y cada bala dispa 
rada, cada granada, al explotar, esparce radia 
ciones infinitas de sufrimiento por cada hombre 
que abate. La herida de cada soldado duele en 
muchos corazones a 
la vez; cada tumba 
enluta para siempre 
padres y niños que ya 
no han de volver a 
besar a sus padres; y 
siendo tan amarga la 
certeza de que el 
amado ya no existe, 
lo es más aún la du 
da, la incertidumbre 
de las familias de 
desaparecidos o de 
los que, en cautive 
rio, no pueden dar 
noticias de su exis 
tencia. 
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Wells, el gran novelista, dice : « Estamos combatiendo con todo el poder 
de la nación; si es necesario combatiremos años, afrontando infinitos 
dolores y pobrezas, hasta alcanzar una costosa y amarga, pero decisiva 
victoria. 
Cheslerton, notable pensador, tiene por seguro que la vic 
toria de Alemania llevaría consigo una tentativa de do 
minio universal, en la cual el prusiano sería como siem 
pre, tirano de Alemania, y el alemán tirano del mundo. 
los primeros experi 
mentos teníase de la 
tracción canina. Esta 
se adoptó después de 
una serie ele pruebas 
comparativas realiza 
das con diversas sec 
ciones de ametralla 
doras, arrastradas 
por perros y por ca 
ballos. 
Si la ametralladora 
está montada sobre 
una cureña ligera que 
no tenga más de 80 
centímetros de largo, 
Tv 
Zangwill, sociólogo, afirma que sin la asistencia de los 
neutrales y los soccorros que prestan en el terreno de 
la política y de la beneficencia, apenas si restaría un 
oazis de civilización a la hora presente en Europa. 
Desde 1911 el ejército belga utiliza los perros 
para el arrastre de ametralladoras. La experien 
cia ha confirmado la favorable opinión que desde 
puede pasar por cual 
quier sendero y reco 
rre cualquier terreno. 
Dada la poca altura de 
los perros, las secciones 
de ametralladoras re 
sultan casi invisibles. 
Los perros, además, son 
muy dóciles y resisten 
bien las marchas y las 
fatigas de la campaña- 
Un perro que pese 50 
kilogramos puede 
arrastrar perfectamen 
te, sobre un buen ca 
mino, un peso de 400 
kilogramos. 
r-Quién se hubiera ima 
ginado hace años que 
una materia tan inofen 
siva como el algodón podría constituir algún 
día un elemento formidable de guerra? No 
obstante, la actual campaña europea, que ha 
m 
Ward, novelista, está persuadida de 
que el tiempo y los hechos darán 
la victetia a los aliados; a medida 
que eí tiempo pass, estos serán 
mita tuertes y Alemania y sus 
aliados más débiles hasta el 
desenlace.
	        
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