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elevación ante los ojos de algunos; pero en todo caso, ellos
encarnan vigorosamente una filosofía práctica, repleta de
sentido común, y sólo a ella débese el que tanto Moliere
como Fielding posean las cualidades de moralistas eficaces,
por cuanto que son moderados y simpáticos hasta en la
manera de insinuarnos sus principios.
Se comprende desde luego que gracias a estas afinida
des electivas, que pudiéramos decir, Fielding se hubiese
sentido desde un principio atraído hacia Moliere, y un cui
dadoso examen de la totalidad de sus obras, inclusive de
sus novelas, comedias, diálogos y artículos nos revela, en
efecto, que supo asimilarse la esencia misma del espíritu
fino y penetrante que palpita en las mejores páginas del
gran escritor francés, al punto de valerle los elogios en
tusiastas tanto dél Abate Prévost como de Voltaire,. en la
época en que hizo representar su atildada adaptación de
L’Avare de que ya hemos hecho mención. (1)
La influencia de Moliere en Inglaterra fue, pues, como
se ha visto, honda y persistente. Durante un período de
cerca de tres cuartos de siglo, ese gran escritor fue la ins
piración y la leyenda de numerosos dramaturgos dotados
de una habilidad y de un talento regularmente mediocres;
mas entre ellos todos, acaso no se encuentre uno que como
Fielding haya sabido apreciar el talento y hacer suyas las
características del inmortal modelo, y luego haya poseído
el genio y el arte necesarios para reproducirlas en toda su
lozanía y vivacidad prístinas, agregando en veces caracte
res palpitantes de vida, episodios ingeniosamente combi
nados y rasgos tan luminosos como profundos, que lejos
de rebajar la obra original y empañar su lustre, sírvenle
má sbien de eficacísimo realce, al igual que una fina y ar
tística montura aumenta la belleza del más puro diamante
y da mayor riqueza y esplendor a sus destellos.
Panamá.
(1) El Abate Prévost ensalza mucho la pieza y termina así:
“Agregaré sin temor que si la pieza entera en el estado en que el
(Fielding) la lia escrito, fuese traducida al francés, L’Avare, en esa
nueva forma, recibiría en Francia aplausos que no serían en honor de
Moliere.’’ Op. cit. Le Pour et le Contre. P^rís. 1733. No. 4. t. 1.. p. 96.
Cf. también Voltaire. Oeuvres. Edition Beuchot. París. 1830 t.
XXXVIII. pp. 428-429.
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