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CUBA CONTEMPORÁNEA
el movimiento de la vida y de la acción, pueden ser las más eficaces
energías.
Pero, aparte de esa función de transcendencia social que
puede hermanarse a la obra literaria sin menoscabo de su esen
cial sentido artístico, la literatura hispanoamericana debe ten
der a adquirir gradualmente un carácter propio que correspon
da al desenvolvimiento progresivo de estos pueblos en el or
den de la civilización, aunque sin oponerse a la influencia eu
ropea, que es necesario aceptar y encauzar sabiamente para no
caer en imitaciones incongruentes. Al emitir su juicio sobre
la antología de La Joven Literatura Hispanoamericana, pu
blicada por Manuel Ugarte en 1906, Rodó concretó su aprecia
ción sobre este problema del siguiente modo:
Es indudable que, dejando aparte superioridades de excepción, el pen
samiento hispanoamericano no ha podido ni puede aspirar aún a una au
tonomía literaria que lo habilite a prescindir de la influencia europea. No
siendo la literatura una forma vana, ni un entretenimiento de retóricos,
sino un órgano de la vida civilizada, sólo cabe literatura propia donde
colectivamente hay cultura propia, carácter social definido, personalidad
nacional constituida y enérgica. La dirección, el magisterio del pensa
miento europeo, es, pues, condición ineludible de nuestra cultura; y pre
tender rechazarlo para salvar nuestra originalidad sería como si, para
aislarnos de la atmósfera que nos envuelve, nos propusiéramos vivir en el
vacío de una máquina pneumática. Pero si la independencia y la origi
nalidad literaria americanas no pueden consistir en oponerse a la influen
cia europea, sí pueden y deben consistir en aplicar a esta influencia el
discernimiento, la elección, que clasifique los elementos de ella según su
relativa adecuación al ambiente, y rechace lo fundamentalmente inadap
table, y modifique, con arreglo a las condiciones del medio, aquello que
deba admitirse y adaptarse.
Y años después, en el prólogo de El Terruño, de Carlos
Reyles, expuso Rodó estos conceptos, relativos a un aspecto de
positiva importancia, del americanismo literario:
En literatura americana, el olvido o el menosprecio de esa relación
filial de la obra con la realidad circunstante ha caracterizado, o mejor,
ha privado de carácter a la mayor parte de la producción que, por los
méritos de la realización artística y por la virtualidad de la aptitud que
se revela, compone dentro de aquella literatura la porción más valiosa.
Junto a esta porción selecta, pero, por lo general, inadaptada, una ten-