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CUBA CONTEMPORÁNEA
la voluntad arranca la energía todopoderosa que subyuga al mundo y rom
pe las sombras de lo arcano.
Un puñado de polvo, suspendido, por un soplo efímero, sobre el haz
de la tierra, para volver, cuando el soplo acaba, a caer y disiparse en
ella; un puñado de polvo: una débil y transitoria criatura, lleva dentro
de sí la potencia original, la potencia emancipada y realenga, que no está
presente ni en los encrespamientos de la mar, ni en la gravitación de la
montaña, ni en el girar de los orbes; un puñado de polvo puede mirar a
lo alto, y dirigiéndose al misterioso principio de las cosas, decirle : “Si
existes como fuerza libre y consciente de tus obras, eres, como yo, una
Voluntad: soy de tu raza, soy tu semejante; y si sólo existes como fuerza
ciega y fatal, si el universo es una patrulla de esclavos que rondan en el
espacio infinito teniendo por amo una sombra que se ignora a sí misma,
entonces yo valgo mucho más que tú; y el nombre que te puse, devuél
vemelo, porque no hay en la tierra ni en el cielo nada más grande que yo !
Uno de los críticos que han estudiado la obra de Rodó, busca
los fundamentos de su filosofía en la doctrina de Bergson sobre
la evolución creadora:
La evolución, en el sistema de Bergson, parece reemplazar a la nece
sidad : la aparición constante de los hechos imprevistos, de las contingen
cias, nace del devenir; la evolución crea. Sobre una perspectiva indefinida
se desarrolla el universo... La grande originalidad de Rodó está en haber
enlazado el principio cosmológico de la evolución creadora con el ideal
de una norma de acción para la vida. Puesto que vivimos transformán
donos, y no podemos impedirlo, es un deber vigilar nuestra propia trans
formación constante, dirigirla y orientarla. La persistencia indefinida
de la educación: he ahí la verdad que no debe olvidarse (9).
X
“El que vendrá”
En la obra literaria de Rodó existe una página juvenil inti
tulada El que vendrá, en la cual, después de estudiar la gran
deza y decadencia de las escuelas literarias francesas de la se
gunda mitad del siglo XIX, se encuentra formulada una inte
rrogación hacia el futuro, en la esperanza de que aparezca el
nuevo profeta que resuma y simbolice en sí los anhelos no satis
fechos de la generación presente.
(9) Pedro Henríquez UreSa, obra citada.