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CUBA CONTEMPORANEA
Venezuela no era más que un medio habilidoso de demorar o
evitar el pago de obligaciones que eran ciertas y legítimas, y
decidió adoptar una acción más eficaz: realizar una demostra
ción naval contra la República Venezolana. Antes de dar el Go
bierno alemán ningún paso en este sentido, se dirigió al Gobier
no de Washington explicándole los móviles de su actitud y su
verdadera finalidad. No llevaba el propósito de ocupar defini
tivamente el territorio venezolano; simplemente apelaba a la
fuerza como único medio de que el Gobierno de Venezuela aten
diera con seriedad las peticiones formuladas.
En 11 de diciembre de 1901 el Embajador de Alemania en
Washington entregó én la Secretaría de Estado un extenso do
cumento, en el que, después de hacer relación de cuanto había
ocurrido en el asunto de las reclamaciones, daba seguridades
acerca de cuáles eran los propósitos de su Gobierno, en los si
guientes términos:
Tenemos verdadero interés en que el Gobierno de los Estados Uni
dos adquiera el convencimiento de que sólo nos mueve el interés de que
aquellos ciudadanos, a quienes ha causado perjuicios la guerra eivil, sean
indemnizados. No nos guía el propósito de adquirir u ocupar perma
nentemente el territorio de Venezuela. De colocarnos el Gobierno de
Venezuela en la necesidad de tomar medidas de fuerza, aprovecharíamos
las circunstancias para exigir que se garantizara el pago de las recla
maciones de la “ Compañía de Descuento de Berlín ’ Como primera
medida se tomará la de bloquear los puertos más importantes de Vene
zuela, como la Guayra y Puerto Cabello, lo que es de suponerse coloque
al Gobierno en situación difícil, dado que sus principales ingresos lo
constituyen los impuestos de importación y exportación; y sólo en el
caso de que esta medida no dé resultado, nos decidiremos a ocupar los
puertos a fin de recaudar nosotros mismos esos derechos.
A esas manifestaciones contestó el Secretario de Estado, John
Hay, en 16 del propio mes, con un memorándum del cual trans
cribimos estos párrafos:
Su excelencia, el Embajador de Alemania, a su regreso de su viaje a
Berlín, le ha dado seguridades al propio Presidente de la República, en
nombre del Emperador de Alemania, de que su Gobierno no tiene el pro
pósito ni la intención de realizar la menor adquisición de territorio en el
continente meridional, ni en sus islas adyacentes. Esta voluntaria decla
ración fué reiterada después a la Secretaría de Estado y ha sido acogí-