AVANTI ITALIA
NDISCUTIBLEMENTE Adowa, Monza y Caporetto
marcan tres de las principales etapas de la historia
política de la Italia contemporánea.
El poder colonizador de las potencias europeas lo
reservó el destino para España, Portugal, Inglaterra y Francia;
Italia y Alemania, naciones modernísimas, comenzaron ayer sus
experiencias en ese sentido. Fué el mismo Bismarck, en el Con
greso de Berlín, en 1878, el que sugirió a Italia la anexión de
Túnez; insinuación que no aceptó entonces, para convencerse de
su desatino después cuando se posesionó Francia de él, ocasionando
una guerra con Turquía ai sustituir Italia con Trípoli el poderío
que proporcionó a la Argelia las ventajas evidentes de la antigua
Tunisia.
Italia es un país pobre, no tiene hierro ni carbón, y no pensó
en las colonias por exceso de energía, como Alemania, sino por
defecto de ella, por carencia de fuerzas. Poco importa que los
italianos aleguen que exploradores suyos visitaron el Africa Cen
tral en el siglo XVII, siendo ellos los primeros europeos que re
conocieron la ciudad de Tombuctú; esos no dejaron rastro, como
tampoco lo dejaron los escandinavos cuando visitaron América en
los siglos X y XII.
Fijóse desgraciadamente Italia en uno de los dos países libres
que existen en el África: la Abisinia, nación cristiana, tierra de
valientes y de relativa cultura, cuyo Negus o Emperador se titula