Full text: T. 19.1919,73 (19190019073)

AVANTI ITALIA 
41 
diéndose en tres cuerpos separados por completo. Cien mil abi- 
sinios, perfectamente armados y municionados por los ingleses 
desde la época de la campaña del Sudán, cayeron sobre las huestes 
de Baratieri, aniquilándolas completamente; ocho mil murieron en 
el acto, dos mil seiscientos quedaron prisioneros y el resto huyó 
abandonando sus armas; digno castigo a tan inconcebible infamia. 
Esa fué la batalla de Adowa, merecida lección en la enseñanza 
colonial de los hijos de Garibaldi. 
* 
El efecto de la noticia de la derrota en Italia fué fenomenal; 
su primer consecuencia, la crisis del ministerio Crispi, entonces en 
el poder, produciendo su caída. Pero no adelantemos los sucesos; 
estudiemos a Italia, siquiera sea con máxima velocidad, antes de 
ocuparnos en los sucesos políticos que en ella han tenido lugar 
en la época contemporánea. A pesar de haber sido Roma, después 
de Grecia, la cuna de la civilización europea, nunca fué más que 
Roma: el concepto de la nacionalidad italiana no existió sino hasta 
hace poco más de medio siglo; el mismo Metternich acostum 
braba decir que “Italia no era más que una expresión geográfica.” 
Campo fácil para el desmembramiento y la expoliación, en ella, 
peor que en la misma Alemania, hizo presa el feudalismo, que, 
conservándola siempre en pedazos, la imposibilitó de ejercer una 
verdadera influencia en los destinos de la humanidad; a pesar de 
estar toda esa península constituida por una sola raza, con una 
misma aspiración y una misma habla y unas mismas costumbres, 
fué un pueblo de hecho, pero nunca de derecho. En la Edad Me 
dia nunca se habló más que de Roma, asiento del poderío de los 
Papas; de la República Veneciana, esposa de los mares, con sus 
famosos Dux, y de Génova en la Liguria, como centros comercia 
les; de la Toscana y la Lombardia, como cuna de las artes y las 
ciencias. Cerdeña y el Piamonte, único reino independiente en 
el siglo XVIil, fueron con el tiempo los originarios de la actual 
monarquía. Napoleón hizo en aquel suelo mangas y capirotes de 
sus innúmeros ducados, grandes ducados y principados; cambió, 
destruyó y regaló como le plugo. Aquella serie de repúblicas crea 
das por él, aun se recuerda fácilmente: la Cisalpina, antes Cis- 
padana, formada por la Lombardia y Módena; la Romana, después
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.