I
172 CUBA CONTEMPORÁNEA
Desde la granja en la cual hemos establecido nuestra avan
zada, veo, primero, el camino con los lagunatos que dejó la lluvia.
Después, troncos de árboles, y luego, tras de un prado, una línea
de sauces bordeando un riachuelo juguetón y encantador. Al
fondo, unas cuantas casas se envuelven en una bruma ligera y
conservan los colores negros delicados que nuestro caro paisajista
sentía tan noblemente.
Tal es la paz de esta mañana. Quién creería que, al volver
la cabeza, no hay ya nada sino incendio y escombros!...
7 de noviembre, 8 de la mañana.
Acabo de recibir tu tarjeta del 30, anunciándome el envío de
un paquete. Qué lindo es eso, y cómo se piensa en nosotros!
Todas las dulzuras son muy apreciadas.
Ayer, día delicioso de noviembre. Esta mañana, demasiada
niebla para gustar el placer de la N,aturaleza. Pero ayer tarde!
Tiempo delicado, refinado, en el cual todo se inscribe, como
que se graba en un hielo brumoso. Los arbolillos desnudos, cerca
de nuestro cuerpo de guardia, han sido visitados por una tropa de
pájaros verdes, con el extremo de las alas blanco, y los machos
con la cabeza negra y en ella una mancha también blanca. Decirte
lo que era el sólo rumor de su vuelo, en medio de esta paz!
Porque es una gracia también, en mitad de este guerrear: en este
mundo no puede existir sino una cantidad determinada de maldad;
y, estando todo reservado al hombre por el hombre, las bestias
lo aprovechan, al menos las bestias de los bosques, nuestras ha-
bituales víctimas.
Si vieses la seguridad de los animalillos de los bosques! El
otro día, en nuestro abrigo de follaje, seguí las evoluciones de
esas bestezuelas. Eran lindas como una estampa japonesa. Y
luego, hemos asistido a la emigración de las grullas; el grito de
las cuales es conmovedor en el crepúsculo.
Qué felicidad el saber que dibujas! Sí, hazlo por los dos. Si
supieses las ganas que tengo de pintar todas las emociones que
sentimos! Si has leído mis cartas de estos tiempos, sentirás mis
privaciones, pero también mis dichas.